SIRVIENDO A DIOS SIN TRISTEZA
En el principio Dios creo al hombre a Su propia imagen.
Él creó al hombre y a la mujer, los bendijo y les dio la orden de procrear y
multiplicarse, llegar a ser una sola carne y formar una familia. Por medio de
esa orden, el hombre pobló la tierra. Luego, el Señor apartó un gran número de
personas para enseñarles leyes y mandamientos y ordenanzas para un buen vivir, llegando a
ser de ésta manera, el pueblo santo de Dios. Basados en el plan original de
Dios, los seres humanos, creen que es normal al llegar a una edad adulta, casarse
y procrear.
El esposo y la esposa, quienes se han convertido en un
solo cuerpo, tienen que vivir juntos, con temor de Dios y cultivando amor
verdadero y espiritual. Pero, analizando el aspecto matrimonial y lo que dice la biblia, respecto al servicio a
Dios, en realidad es algo completamente diferente al pensamiento establecido
respecto al matrimonio.
Veamos lo que dice el apóstol Pablo en 1°Corintios 7 (Leer todo el cap.)
Por lo que leemos en las sagradas escrituras,
la iglesia de Corinto, era una de las más carnales (sino la más) de
todas e inclusive, con casos serios de inmoralidad. Pero el apóstol Pablo, les
llama “Santos”, porque también había entre ellos, personas verdaderamente dedicadas al servicio de Dios. Vemos como en
el primer versículo Pablo anota “En cuanto a las cosas de que me escribisteis,
bueno le sería al hombre no tocar mujer;” dice “escribisteis” está hablando en plural, o sea que la carta
la escribe una persona, pero está firmada por varias. Estas personas, estaban
preocupadas por una situación específica, que se estaba presentando en la
iglesia y deciden consultar a Pablo.
El apóstol responde entonces”
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al
hombre no tocar mujer;
2 pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y
cada una tenga su propio marido.
3 El marido cumpla con la mujer el
deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
4 La mujer no tiene potestad sobre
su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su
propio cuerpo, sino la mujer.
5 No os neguéis el uno al otro, a
no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en
la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa
de vuestra incontinencia.
6 Más esto digo por vía de
concesión, no por mandamiento.
7 Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno
tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
8 Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse
como yo;
9 pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse
que estarse quemando.
10 Pero a los que están unidos en
matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11 y si se separa, quédese sin
casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el
Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en
vivir con él, no la abandone.
13 Y si una mujer tiene marido que
no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
14 Porque el marido incrédulo es
santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera
vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.
15 Pero si el incrédulo se separa,
sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en
semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer,
si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás
salva a tu mujer?
17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno,
así haga; esto ordeno en todas las iglesias.
18 ¿Fue llamado alguno siendo
circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se
circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.
21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo?
No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor fue
llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado
siendo libre, esclavo es de Cristo.
23 Por precio fuisteis comprados;
no os hagáis esclavos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca
para con Dios.
25 En cuanto a las vírgenes no
tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado
misericordia del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que
hará bien el hombre en quedarse como está.
27 ¿Estás ligado a mujer? No
procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
28 Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca;
pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
29 Pero esto digo, hermanos: que
el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la
tuviesen;
30 y los que lloran, como si no
llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran,
como si no poseyesen;
31 y los que disfrutan de este
mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado
de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor;
33 pero el casado tiene cuidado de
las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
34 Hay asimismo diferencia entre
la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para
ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las
cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo
honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
36 Pero si alguno piensa que es
impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea,
haga lo que quiera, no peca; que se case.
37 Pero el que está firme en su
corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha
resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace.
38 De manera que el que la da en
casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La mujer casada está ligada por
la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para
casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
40 Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que
también yo tengo el Espíritu de Dios.
En primer lugar, Pablo se basa en algo que le escribieron
(no sabemos qué), a lo mejor alguna pregunta, sobre casarse o no , a lo que él
responde, que sería bueno para el hombre no casarse (es obvio que está hablando
del hombre que sirve en la iglesia), pero para evitar que estuvieran en pecado
de fornicación, les recomienda que se casen, que tenga cada uno su propia
mujer, una sola, la suya, no dos, ni tres, ni tampoco la ajena; sino la suya propia.
Luego, da consejos a los solteros y a las viudas y les dice que a causa de no poder contener sus
deseos sexuales, que se casen, porque es mejor estar casado, que ardiendo en
esos deseos.
Miren hermanos lo que dice Jesús en Mateo 19 10 Le
dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no
conviene casarse.
11 Entonces él les dijo: No todos
son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
12 Pues hay eunucos que nacieron
así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los
hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino
de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Jesús está hablando aquí sobre el divorcio, y basándose
en lo que respondieron sus discípulos, Jesús aclara que hay eunucos, que se
hacen eunucos ellos mismos, por causa del Reino de los Cielos. “Pero no todo
mundo es capaz de recibir esto” No cualquiera tiene el don de continencia. Lo
que Jesús, quiere decir es que muchos contienen sus deseos carnales, los
sacrifican, para entregarse por completo al servicio del Señor, o del Reino de
los Cielos. Cuando la persona se casa, tiene que cumplir con una serie de
compromisos y obligaciones propias del hogar y, muy probablemente tenga que cumplir un horario laboral y muchas cosas
más que le impedirán dedicarse por completo a la obra del Reino. En los
versículos 17 y 20 Pablo anota y recalca que él ordena en todas las iglesias lo
mismo: Que cada uno haga de acuerdo a lo que el Señor le repartió y de acuerdo
a como el Señor le llamó, de esa manera haga; o sea, así como estaba cuando él
le llamó, así de esa misma manera quédese trabajando para el Reino de los
Cielos. En el versículo 20 recalca “Cada uno en el estado en que fue llamado,
en él se quede”, luego en el 24, nuevamente repite “24 Cada
uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.”
¿Por qué será que Pablo repite tantas veces lo mismo? V.26 Pablo creía que es bueno quedarse soltero, porn la
enseñanza de Jesús de acuerdo a Mateo 19 (luego lo veremos) y, porque la
necesidad de predicar el evangelio era apremiante. Mientras
más se acerca el fin, se incrementan en el mundo el pecado, la maldad, y las
tinieblas. El desenfreno prevalece y el amor se enfría, como está escrito. Las
personas ya no se esfuerzan ni se sacrifican, sino que son impacientes, se
traicionan unos a otros, y van tras el placer.
Frecuentemente escuchamos noticias acerca de cosas inmorales que hace 40 o 50 años atrás no podríamos haber imaginado. Las personas se están manchando con más pecados y tinieblas, por lo cual no deberíamos asombrarnos por las terribles noticias.
Una de las cosas que mejor caracteriza a esta época es el cambio en la perspectiva acerca del amor entre un hombre y una mujer, así como también del matrimonio.
El mundo se ha convertido en un lugar sexualmente muy inmoral y corrupto. Las personas van tras la lujuria para mancharse a sí mismos, pensando que eso es amor. Las parejas comienzan a salir juntos a muy temprana edad y no guardan su integridad sexual. Si acaso la chica resulta embarazada, matan a su propio hijo.
Muchas personas se casan y se divorcian con facilidad, sin pensar en el dolor que causan a sus hijos. Algunos incluso piensan que la formalidad del matrimonio es muy inconveniente, por lo tanto se unen y viven juntos, y luego se separan muy fácilmente.
Pero los hijos de Dios por ninguna razón deben seguir este camino de tinieblas, sino que debemos mantener nuestros cuerpos y corazones santos y puros, tal como Dios desea. Nuestro propósito en la tierra no debe ser el de beber y comer, sino que debemos poner nuestra esperanza en el Reino de los Cielos.
Frecuentemente escuchamos noticias acerca de cosas inmorales que hace 40 o 50 años atrás no podríamos haber imaginado. Las personas se están manchando con más pecados y tinieblas, por lo cual no deberíamos asombrarnos por las terribles noticias.
Una de las cosas que mejor caracteriza a esta época es el cambio en la perspectiva acerca del amor entre un hombre y una mujer, así como también del matrimonio.
El mundo se ha convertido en un lugar sexualmente muy inmoral y corrupto. Las personas van tras la lujuria para mancharse a sí mismos, pensando que eso es amor. Las parejas comienzan a salir juntos a muy temprana edad y no guardan su integridad sexual. Si acaso la chica resulta embarazada, matan a su propio hijo.
Muchas personas se casan y se divorcian con facilidad, sin pensar en el dolor que causan a sus hijos. Algunos incluso piensan que la formalidad del matrimonio es muy inconveniente, por lo tanto se unen y viven juntos, y luego se separan muy fácilmente.
Pero los hijos de Dios por ninguna razón deben seguir este camino de tinieblas, sino que debemos mantener nuestros cuerpos y corazones santos y puros, tal como Dios desea. Nuestro propósito en la tierra no debe ser el de beber y comer, sino que debemos poner nuestra esperanza en el Reino de los Cielos.
Pero además cuando un servidor de Dios se casa, necesita trabajar tiempo completo y es
obvio que con una familia que atender, es muy difícil hacerlo. También está el hecho de que hay atender a las ovejas a cualquier hora, un pastor o lider, en muchas ocasiones, pierde incluso su privacidad. En muchos casos, la esposa no entiende que haya tenido que hacer tres o cuatro visitas después de un culto y, probablemente tenga que volver a salir a orar por algún enfermo o a hacer alguna liberación, etc. Y si el apóstol Pablo creía que la necesidad de dar a conocer la palabra era apremiante en aquellos
tiempos, ¿Qué podríamos decir de estos tiempos?
Pero el apóstol también dijo que él sabía que sería bueno
para el hombre quedarse en el estado que
estuviera. En el verso 28, Pablo explica que al decir todas esas cosas, lo que
quiere es evitarles o evitarnos aflicción de la carne, es decir sufrimiento. El
verso 32 complementa éste sentir al decir que no quiere que estemos acongojados,
y es que la vida matrimonial realmente trae consigo congojas, sufrimientos,
aflicciones, preocupaciones, no solo a causa del esposo, sino también por los
hijos. Aparte que demanda de mucho tiempo en ocupaciones que no son para el
Señor. Vemos como muchos esposos y esposas se quejan de la desatención por
parte de uno de los cónyuges, por estar inmersos en el trabajo eclesial. Por
eso Pablo aconseja, que los que se dedican a la obra de Dios, es preferible que
se queden solteros, o que no se casen
nuevamente, si han enviudado. El Señor sabe que es lo mejor para
nosotros, y por eso nos advierte en su palabra lo que es mejor para nosotros,
pero no hacemos caso y luego, nos estamos quejando. Miren lo que dice
Proverbios19:3 “La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra
Jehová irrita su corazón”. El Señor nos advierte, desobedecemos y después le
echamos la culpa a Él de todo lo que nos pasa. Pero, también dice el apóstol Pablo, que nos
enseña esto para nuestro provecho V.35, para que actuemos honesta y
decentemente y sobre todo para que no tengamos impedimento para acercarnos al
Señor. Muchas veces hermanos, nuestras mismas familias son impedimento para
acercarnos al Señor completamente y servirle de la manera que él lo merece y le
agrada. Deuteronomio 6:5 dice: "Y
amarás a JEHOVÁ tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus
fuerzas". El tipo de hijos verdaderos que Dios anhela son aquellos que
aman a Dios con todo su corazón, mente, alma, ser, sabiduría, y vida misma.
Si nosotros decidimos permanecer solteros por causa de su amor a Dios, entonces probablemente llenaremos nuestros corazones con la esperanza del Cielo pensando solamente en Él. Por el contrario, si nos casamos, nuestro corazón se dividirá, y esa división es de por sí, un impedimento.
Si nosotros decidimos permanecer solteros por causa de su amor a Dios, entonces probablemente llenaremos nuestros corazones con la esperanza del Cielo pensando solamente en Él. Por el contrario, si nos casamos, nuestro corazón se dividirá, y esa división es de por sí, un impedimento.
El v.39 habla sobre la mujer cuando queda viuda, dice que
es libre para casarse con quien quiera, pero a su juicio sería mejor que se
quedara viuda, es decir sin casarse nuevamente. Pablo aclara, que esa es su
opinión, pero nos deja saber que él también al igual que cualquiera de los
hermanos de esa iglesia “Tiene al Espíritu Santo”. Pablo lo aclara porque en
esa Iglesia, había muchas personas que se le oponían y aún murmuraban, pero
como vemos en otros pasajes, él deja
claro quién es él en el Señor.
El apóstol Pablo realmente vivió sólo para el Señor sin
haberse casad, y por eso él podía disponer de libertad para ir por todas partes
a predicar el Evangelio.
Pero no se debe mal interpretar esto ya que no significa que era permitido casarse en los días del Antiguo Testamento y que no lo es en el Nuevo Testamento a causa de la segunda venida del Señor que está cerca.
Ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, lo correcto es casarse en el Señor, pero si usted que quiere vivir para el Señor sin tener que casarse, eso es algo aún más bendecido. Por supuesto que muchos patriarcas se casaron y tuvieron hijos según la Promesa de la Cultivación Humana. Patriarcas como Abraham, Isaac, y Jacob se tuvieron que casar para tener muchísimos hijos a fin de formar la nación de Israel.
Como es también el caso de Moisés, él vivió una vida fácil y dura a la vez al guiar a tantas personas, de modo que necesitaba alguien de buen corazón quien pudiera servir y ayudar a Moisés. Entonces Dios preparó la mujer idónea para él. Sin embargo en ninguna parte de la Biblia se especifica que profetas tales como Elías o Eliseo se hayan casado, pues ellos no tuvieron que hacerlo. Más bien, estando solteros, llevaron la Palabra de Dios las veces que lo deseaban.
Tenemos asimismo el caso de Juan el Bautista, quien preparó el camino del Señor y dedicó toda su vida a Dios para cumplir con su deber. Jesús dijo acerca de él que era el mayor de los hombres nacidos de una mujer.
En el caso del Apóstol Pedro, el discípulo de Jesús, la Biblia declara que él si tenía una esposa.
En 1 Corintios 9:5 leemos: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" Al leer este verso podemos darnos cuenta que otros apóstoles, aparte de Pedro, también se casaron.
Si ellos hubieran conocido a Jesús a temprana edad en sus vidas, no hubieran deseado tener una esposa, ya que ellos estaban dedicando toda su vida como apóstoles.
¿Y qué de la profetisa Ana? Ella enviudó a los siete años de matrimonio. Perdió a su marido a una edad joven, y hubiera podido casarse de nuevo. Pero por causa de su amor a Dios, vivió sola quedándose durante mucho tiempo en el Templo en lugar de buscar un nuevo marido. Ella pasó 84 años en el Templo, ayunando y orando, sin casarse otra vez. Por ser una mujer de tal dedicación, recibió la gracia para reconocer al bebé Jesús que vino como el Salvador.
Igualmente, muchas personas piensan que casarse es algo natural, para los que sirven al Señor, pero la Biblia no lo enseña así.
Pero no se debe mal interpretar esto ya que no significa que era permitido casarse en los días del Antiguo Testamento y que no lo es en el Nuevo Testamento a causa de la segunda venida del Señor que está cerca.
Ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, lo correcto es casarse en el Señor, pero si usted que quiere vivir para el Señor sin tener que casarse, eso es algo aún más bendecido. Por supuesto que muchos patriarcas se casaron y tuvieron hijos según la Promesa de la Cultivación Humana. Patriarcas como Abraham, Isaac, y Jacob se tuvieron que casar para tener muchísimos hijos a fin de formar la nación de Israel.
Como es también el caso de Moisés, él vivió una vida fácil y dura a la vez al guiar a tantas personas, de modo que necesitaba alguien de buen corazón quien pudiera servir y ayudar a Moisés. Entonces Dios preparó la mujer idónea para él. Sin embargo en ninguna parte de la Biblia se especifica que profetas tales como Elías o Eliseo se hayan casado, pues ellos no tuvieron que hacerlo. Más bien, estando solteros, llevaron la Palabra de Dios las veces que lo deseaban.
Tenemos asimismo el caso de Juan el Bautista, quien preparó el camino del Señor y dedicó toda su vida a Dios para cumplir con su deber. Jesús dijo acerca de él que era el mayor de los hombres nacidos de una mujer.
En el caso del Apóstol Pedro, el discípulo de Jesús, la Biblia declara que él si tenía una esposa.
En 1 Corintios 9:5 leemos: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" Al leer este verso podemos darnos cuenta que otros apóstoles, aparte de Pedro, también se casaron.
Si ellos hubieran conocido a Jesús a temprana edad en sus vidas, no hubieran deseado tener una esposa, ya que ellos estaban dedicando toda su vida como apóstoles.
¿Y qué de la profetisa Ana? Ella enviudó a los siete años de matrimonio. Perdió a su marido a una edad joven, y hubiera podido casarse de nuevo. Pero por causa de su amor a Dios, vivió sola quedándose durante mucho tiempo en el Templo en lugar de buscar un nuevo marido. Ella pasó 84 años en el Templo, ayunando y orando, sin casarse otra vez. Por ser una mujer de tal dedicación, recibió la gracia para reconocer al bebé Jesús que vino como el Salvador.
Igualmente, muchas personas piensan que casarse es algo natural, para los que sirven al Señor, pero la Biblia no lo enseña así.
Estas no son mis palabras, sino que son las Palabras de
Dios escritas en la Biblia, la Voluntad de Dios de la que el Apóstol Pablo
escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo. De hecho, no muchos pastores
predican este tipo de sermón en la actualidad porque no hay muchos creyentes
que aman al Señor al punto de estar dispuestos a aceptar esa palabra.
Para terminar, recordemos nuevamente lo que el Señor
Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 19:11-12 dice: "11 Entonces él les
dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12
Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que
son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron
eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto,
que lo reciba".
Los "eunucos por causa del Reino de los Cielos" son aquellos quienes han dedicado sus vidas al igual que el Apóstol Pablo, permaneciendo solteros. Escoger el hecho de permanecer solteros es algo de mucha bendición para los creyentes, pero no todos pueden recibir ese don.
Si uno no tiene esperanza completa en la Nueva Jerusalén, o si no puede vivir solamente de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces quizás le resulte difícil escuchar este mensaje, más si se está lleno de esperanza por la Nueva Jerusalén y anhelando la santidad con fe, entonces ciertamente recibirá esta Palabra.
Jesús dijo: "El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". Ustedes pueden recibir esta Palabra con gozo y pueden escoger el camino de mayor bendición ya que han aprendido claramente acerca del Reino de los Cielos y anhelan fervientemente la Nueva Jerusalén.
Si ustedes pueden poner la Nueva Jerusalén antes que cualquier deseo, no tendrán deseo por ninguna cosa preciada en este mundo. En realidad sé que hay muchos entre ustedes que han escogido este camino.
Pero no estoy diciendo que ustedes deben hacer un voto o una promesa, sin la consideración suficiente, ofreciendo sus vidas al Señor sin casarse. ¡Si ustedes pueden mantener esa promesa, les será de gran bendición! Pero si ustedes cambian de opinión, eso les traerá grandes pruebas.
Si ustedes no tienen la confianza necesaria en sus corazones, en lugar de hacer un voto a la ligera, deben cultivar un corazón verdadero con anhelo y oración.
Los "eunucos por causa del Reino de los Cielos" son aquellos quienes han dedicado sus vidas al igual que el Apóstol Pablo, permaneciendo solteros. Escoger el hecho de permanecer solteros es algo de mucha bendición para los creyentes, pero no todos pueden recibir ese don.
Si uno no tiene esperanza completa en la Nueva Jerusalén, o si no puede vivir solamente de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces quizás le resulte difícil escuchar este mensaje, más si se está lleno de esperanza por la Nueva Jerusalén y anhelando la santidad con fe, entonces ciertamente recibirá esta Palabra.
Jesús dijo: "El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". Ustedes pueden recibir esta Palabra con gozo y pueden escoger el camino de mayor bendición ya que han aprendido claramente acerca del Reino de los Cielos y anhelan fervientemente la Nueva Jerusalén.
Si ustedes pueden poner la Nueva Jerusalén antes que cualquier deseo, no tendrán deseo por ninguna cosa preciada en este mundo. En realidad sé que hay muchos entre ustedes que han escogido este camino.
Pero no estoy diciendo que ustedes deben hacer un voto o una promesa, sin la consideración suficiente, ofreciendo sus vidas al Señor sin casarse. ¡Si ustedes pueden mantener esa promesa, les será de gran bendición! Pero si ustedes cambian de opinión, eso les traerá grandes pruebas.
Si ustedes no tienen la confianza necesaria en sus corazones, en lugar de hacer un voto a la ligera, deben cultivar un corazón verdadero con anhelo y oración.
Un consejo del Señor, por medio del apóstol Pablo:
Quédese en el estado en que está. No se busque congoja, no se busque aflicción.
Trabaje para el Reino de los Cielos, buscando la Jerusalén Celestial.
Dios no nos obliga a casarnos o a que no lo hagamos.
Debido a que tenemos libre albedrío, es bueno que nos casemos en el Señor, y es
aún mejor que no lo hagamos para que podamos servir únicamente al Señor.
Pero Dios nos está permitiendo conocer que para aquellos que anhelan la Nueva Jerusalén, lo mejor es que no se casen de modo que puedan acercarse a Él sin impedimento.
Si estamos casados o no, lo más importante es que nuestro corazón ame a Dios en primer lugar. La razón por la que alguien determina no casarse, no debe ser otra diferente, a su amor por Él.
Si tomamos la decisión de quedarnos solteros para Dios, Él ciertamente nos guiará hacia la Nueva Jerusalén. Nos enseñará las cosas que no comprendemos y nos dará paz, así como también fortaleza, para que podamos hacer incluso las cosas que no logramos hacer por nuestras propias fuerzas.
Dios nos guiará a la Nueva Jerusalén al ver nuestra determinación porque le estamos entregando al Señor algo muy precioso.
Si en realidad tenemos esperanza por la Nueva Jerusalén, les animo a que seamos lo suficientemente sabios para escoger lo que es mejor.
Asimismo, para aquellos que ya están casados, deben amar a Dios en primer lugar, más que a su esposo o esposa. Ese es el mandamiento
¡Yo ruego en el nombre del Señor, que todos ustedes cultiven ese amor en sus corazones y que se adornen a sí mismos como novias santas y puras para el Señor! AMEN
Pero Dios nos está permitiendo conocer que para aquellos que anhelan la Nueva Jerusalén, lo mejor es que no se casen de modo que puedan acercarse a Él sin impedimento.
Si estamos casados o no, lo más importante es que nuestro corazón ame a Dios en primer lugar. La razón por la que alguien determina no casarse, no debe ser otra diferente, a su amor por Él.
Si tomamos la decisión de quedarnos solteros para Dios, Él ciertamente nos guiará hacia la Nueva Jerusalén. Nos enseñará las cosas que no comprendemos y nos dará paz, así como también fortaleza, para que podamos hacer incluso las cosas que no logramos hacer por nuestras propias fuerzas.
Dios nos guiará a la Nueva Jerusalén al ver nuestra determinación porque le estamos entregando al Señor algo muy precioso.
Si en realidad tenemos esperanza por la Nueva Jerusalén, les animo a que seamos lo suficientemente sabios para escoger lo que es mejor.
Asimismo, para aquellos que ya están casados, deben amar a Dios en primer lugar, más que a su esposo o esposa. Ese es el mandamiento
¡Yo ruego en el nombre del Señor, que todos ustedes cultiven ese amor en sus corazones y que se adornen a sí mismos como novias santas y puras para el Señor! AMEN