jueves, 4 de septiembre de 2014

  LA REGLA DE ORO  Y EL VERDADERO  SIGNIFICADO DE LA LEY

2.-
Mateo 5:38:42 (leer hasta 48)     

38 
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.
39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;
40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;
41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.
42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?
47 Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?
48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

 Jesús presento 6 ejemplos en cuanto a la observancia externa de la ley, dándole el verdadero significado de cada una. En este caso toca el quinto ejemplo, que es una regla judicial, aclarando que hay un justo castigo para cada crimen cometido.
Preguntémonos  ¿Aplicamos la ley de amor a nuestro prójimo?
Introducción: Los que logran hacer una distinción de la dispensaciones, discuten en que tiempo era más difícil ser un buen creyente, si en el tiempo de la ley o ahora en el tiempo de la gracia.

I. EL CREYENTE TIENE QUE SER MISERICORDIOSO (vs. 38)
A. Vs. 38 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente” Esta frase conocida como la ley del talión había sido mal entendida por lo tanto mal aplicada.
B. Se había estado usando esta ley para tomar venganza personal, cuando Dios había establecido instituciones encargadas de aplicar justicia.
1) Una persona que accidentalmente hería a otra, corría el peligro de perder la vida en manos de los familiares del accidentado.
2) Se mataban entre sí por ofensas menores.
3) No acudían a las cortes ni a los jueces para resolver los problemas (Nm. 35:31)
C. Por esta razón Jesús aclara que esta ley había sido dada para mostrar misericordia y justicia, y de esa manera evitar la venganza. Servía para guiar a los jueces en la aplicación de una sanción debida.
D. Los deseos de vengarse corta la relación con Dios, pueden enfermar a la persona en todas las áreas, mental, física y espiritual.
1) Cambia el semblante del rostro
2) Grita a los demás
3) Vive pensando en la manera de vengarse
4) Sus nervios y su presión sanguínea son alterados
5) Incluso pueden apresurar la muerte (ataque al corazón)
E. En Levítico 19:18 dice: “No te vengaras, ni guardaras rencor a los hijos de tu pueblo, sino amaras a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová”
F. El creyente tiene la responsabilidad de ir más allá, perdonar al ofensor, de esa manera muestra una actitud misericordiosa.



II. EL CREYENTE TIENE ACTUAR CORRECTAMENTE (vs. 39)

A. Vs. 39 “Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” Jesús enseña que no se tiene que actuar de la misma manera que el atacante.
B. En cierta ocasión un cura-sacerdote intervino en una pelea de casados, en el intento de evitar que el esposo borracho golpeara a la esposa, recibió un golpe en la mejilla derecha, así que le mostró la mejilla izquierda, a lo que el esposo borracho aprovecho y le dio otro golpe. El sacerdote enojado golpeo al borracho diciendo “es mejor dar que recibir”.
C. Un golpe en la mejilla no necesariamente es un contacto físico, puede ser:
1) Insultos
2) Miradas despectivas
3) Criticas destructivas (chismes)
4) Amenazas
D. Mostrar la otra mejilla va contra nuestra naturaleza, por eso es difícil, significa evitar las confrontaciones, las peleas y palabras hirientes. No se venga ni se resiente. El apóstol Pablo también lo menciona: “Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Col. 3:13).
E. En vez de actuar mal y decir malas palabras, mejor cambiémosla por acciones y palabras edificantes:
1) Halague la presencia del hermano (a)
2) Elogie sus triunfos
3) Reconozca los talentos de los demás
4) Sea amable
5) De un apretón de manos
6) Y si es posible un abrazo.
7) Aplauda los logros

III. EL CREYENTE TIENE QUE SER GENEROSO (vs. 40)
A. Vs. 40 “y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica déjale también la capa” La capa era una vestimenta exterior semejante a una manta larga.

B. El judío común lo usaba para protegerse de los vientos fuertes, el levantamiento de arena y tierra, el caluroso sol, como cobija cuando la noche lo tomaba por sorpresa en el camino. Era una prenda muy útil por esa razón nunca se dejaba como garantía de un préstamo.

C. El creyente no puede pasarse la vida exigiendo sus derechos y estando en pleitos con los incrédulos, y mucho menos en el tribunal, a veces es necesario perder para seguir con un buen testimonio.
D. Estamos acostumbrados a recibir, nos gusta recibir, pero pocos estamos dispuesta a dar. A la mayoría nos cuesta ser generosos ya sea a manera personal o grupal.
E. Tenemos que ser generoso en:
1) La comida
2) La ropa
3) El dinero
4) Espacio físico (para descansar)
5) Con las palabras
6) Con el tiempo.

IV. EL CREYENTE TIENE QUE CUMPLIR CON LOS DEBERES CIUDADANOS (vs. 41)
A. Vs 41 “y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos” El imperio romano obligaba a sus súbditos hacer trabajos extras si el caso lo ameritaba, como:
1) Acarrear agua
2) Alzar provisiones alimenticias y armas
3) Cargar un soldado herido
4) El mejor ejemplo lo tenemos cuando Simón de Cirene fue obligado a cargar la cruz que Jesús no podía llevar (Mt 27:32).
B. Para nosotros una carga pesada de llevar puede ser:
1) Pagar los impuestos
2) Ir a votar por un candidato
3) Cumplir las normas de transito
4) Colaborar con la policía
C. Lo que Jesús resalto fue la actitud con la que se tenía que cumplir, y esta no podía ser con resistencia, amargura, ni protesta ni aflicción.
D. Sino que las cargas propias y la de los demás tienen que ser llevadas con actitud de servicio ya que con eso cumplimos la ley de Cristo (Gál. 6:2)

V. EL CREYENTE TIENE QUE PRESTAR CON SABIDURÍA (vs. 42)
A. Vs. 42 “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” Jesús es puntual cuando se trata de ayudar al prójimo.
B. Se tiene que prestar tomando algunas consideraciones, algunas de las preguntas que se puede formular es:
1) ¿Apoya la flojera?
2) ¿Abusa de la caridad de los hermanos?
3) ¿Incentiva el descuido del trabajo?
C. Y otra consideración sería, si se cuenta con la posibilidad de prestar, no está bien dar a los demás si hacemos pasar necesidad a los nuestros.
D. El que recibe el préstamo es animado en su confianza en Dios, aprende a ser más laborioso y es fomentado en su responsabilidad.
E. Por eso el apóstol Pablo confirma esta enseñanza diciendo: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gál. 6:10). Todo creyente está llamado a apoyar a los demás.
Conclusión: el creyente tiene que ser misericordioso, tiene que actuar correctamente, ser generoso, buen ciudadano y prestar con sabiduría.


LEYES SOBRE ACTOS DE VIOLENCIA
Éxodo 21: 12-25 
12 El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.

13 Más el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.

14 Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.

15 El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.

16 Asimismo el que robare una persona y la vendiere, o si fuere hallada en sus manos, morirá.

17 Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.

18 Además, si algunos riñeren, y uno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y éste no muriere, pero cayere en cama;

19 si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces será absuelto el que lo hirió; solamente le satisfará por lo que estuvo sin trabajar, y hará que le curen.

20 Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo su mano, será castigado;

21 más si sobreviviere por un día o dos, no será castigado, porque es de su propiedad.

22 Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces.

23 Más si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida,

24 ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,

25 quemadura  por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.

1 LA LEY DEL TALIÓN

El término ley del talión (latín: lex talionis) se refiere a un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se identificaba con el crimen cometido. El término "talión" deriva de la palabra latina "talis" o "tale" que significa idéntica o semejante, de modo que no se refiere a una pena equivalente sino a una pena idéntica. La expresión más conocida de la ley del talión es "ojo por ojo, diente por diente" aparecida en el Éxodo Antiguo Testamento.

Históricamente, constituye el primer intento por establecer una proporcionalidad entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así el primer límite a la venganza.

La ley del talión pertenece al derecho penal y  como ya vimos, consiste en hacer sufrir  a la  persona,  que delinquió,  un daño igual al que causó. Responde a situaciones socio-culturales en las que la justicia;  es asunto de los particulares e introduce un criterio de objetividad en el ejercicio de esa justicia. Ante el recurso legal como medio disuasorio, Jesús ofrece la alternativa superior de un desarme del corazón y del espíritu con capacidad para renunciar a todo tipo de compensación y para desarmar al contrario por medio de la sorpresa de una actitud abierta y liberal.

En primer lugar se enuncia el principio general: no hacer frente al agresor, es decir, no recurrir a la violencia.
Este principio viene después explicado prácticamente a base de casos gráficos, paradójicos, chocantes. Detengámonos en dos de ellos.

Al que te pone pleito para quitarte la túnica, dale también la capa. La túnica era la prenda interior de vestir, la capa, la exterior. Alguien te lleva a juicio por la ropa interior que llevas, pues cree que se la has robado. Jesús te dice: dale también la ropa exterior. La propuesta es de las de dejar a uno atónito, pues equivale a decir que te quedes desnudo.

A quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos. Los romanos, siguiendo una práctica persa, requisaban personas y animales para la realización de servicios públicos. El caso contemplado por Jesús es el del invasor romano obligando al judío a llevar una carga por espacio de un kilómetro. La propuesta de Jesús es, de nuevo, para dejar atónitos: dobla la distancia que te exige el invasor.

Versículos 43-48: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.

Aunque la ley a la que se refiere Jesús, y que está recogida en Lv 19-18, habla sólo de amor al prójimo, en la práctica este amor llevaba al aborrecimiento de los no judíos: los no judíos no eran prójimo.(Recordemos la parábola del buen Samaritano)

La alternativa de Jesús propone a  quien desconoce por completo este concepto es la superación del concepto de “enemigo” con base en   la actuación de Dios Padre. A esta razón añade Jesús otra, de tipo amistoso-práctico: el discípulo suyo debe ser diferente a las demás personas. Para concluir, con la invitación a ser perfectos. Perfecto en el sentido de completo, abarcador.  Este párrafo (Mateo 5:)  es tal vez el texto bíblico que expresa con mayor magnitud y ejemplariza de manera radical y absoluta la diferencia entre un cristiano verdadero y una persona del común o un gentil. Como lo llama la Biblia.
 Ser cristiano, es estar situado en el espacio que se abre más allá de la ley, más allá de lo ordenado o lo  prohibido.

"Pero yo os digo" ¡Ese “Pero”   es el espacio cristiano!  El que se halla en él no es que sea una “Buena persona”   sencillamente es una persona diferente, lavada por la sangre de Cristo, dispuesta a obedecer su única ley, la ley del amor. El espacio cristiano, surge cuando se descubre a Dios como Padre. “Para que seáis  hijos de vuestro Padre que está en los cielos” El Padre es la referencia que explica la razón de ser del  cristiano (Porque somos hijos)

La ley del talión -ojo por ojo diente por diente- no respira venganza sino justicia.                       Frente al sistema anárquico de venganza personal indiscriminada, muchas civilizaciones antiguas,  no sólo los hebreos, establecieron el principio moderador del talión; que indica, que la medida del castigo corresponda a la medida del perjuicio, sin excederla con sobrecargas. Ejemplo: robaste cien, devolverás cien. "Si alguno causa una lesión a su prójimo; como él hizo, así se le hará: fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. El que mate un animal, indemnizará por él; pero el que mate a un hombre, morirá".

Supondría un paso de gigante para el buen orden del mundo, el que esta ley gobernara la conducta personal y social.  La ley del talión se usaría  en una sociedad organizada, pero no es la indicada ni tampoco definitiva  para el reino de la paz y del amor.


 Jesús  irrumpe con un espíritu nuevo: El amor al enemigo. No es un nuevo Código Penal, ni la forma nueva con que los jueces habrán de aplicar la ley. Es una irrupción salvadora de Dios en Jesús, que ha de poner de manifiesto la debilidad y limitación de lo que pueda hacer el hombre  en pro de su  liberación y por supuesto, la de toda  la humanidad.      

Que Dios les bendiga.

calepafo55@hotmail.com

ARREPENTIMIENTO

                     
                              
Vamos a tratar tres puntos claves, que  son  a  su vez, las tres primeras cosas que se presentan en la vida de una persona cuando Dios tiene misericordia de ella, y es llamada o apartada para salvación.
1°-Nos  arrepentimos  y pedimos  perdón  (Hechos 2: 38)  (Mateo: 6:12 al 15)
2°-Nos bautizamos  en agua  (Mateo 3:11)
3°-Damos  frutos de arrepentimiento  (Mateo 3: 8)

1º Arrepentimiento - Perdón


En primer lugar, debemos tener muy claro lo que es el arrepentimiento. Según el glosario de la Biblia Devocional  y de Estudio, y según el diccionario de  la R.A.D.L.L.E;  arrepentirse es sentir profundo dolor y tristeza por algo que se ha hecho. Pero además  de esto hermanos,  este arrepentimiento ha  sido producido por una gran frustración y amargura (Lucas 22: 61 y 62) dice que Pedro lloró amargamente. Ahora bien, ¿por qué Pedro lloró amargamente?... porque se arrepintió, se arrepintió de haberle negado,  sintió  remordimiento  cuando  vio el rostro del Señor  ensangrentado,  y todo herido, muriendo por los pecados de él.  Pobre Pedro, después  que le había dicho a Jesús que estaba dispuesto a ir con el no solo a la cárcel, sino  aún,  hasta la muerte.
Pero cuando en  el libro de los Hechos se nos habla sobre el primer discurso de Pedro, en el capítulo 2 ver.28, donde Pedro les responde a los que le preguntan: ¿entonces hermanos que haremos? Pedro responde sin titubear: “arrepiéntanse”.  Él sabía lo que estaba hablando, tenía autoridad moral para hacerlo, porque   había experimentado (un) arrepentimiento, cual no hay otro.
Por estos días, encontré en Facebook, algo que escribió un amigo. Decía mi amigo: “Las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba, serán las de las palabras no dichas y las de las obras inconclusas. Por eso, yo no me arrepiento  de nada. El que se arrepiente de lo que ha hecho, es doblemente miserable”- Hermanos, esto, es una filosofía absurda e irracional. El que dice que no se arrepiente de nada o que no tiene nada de que arrepentirse, es una persona soberbia,  contumaz. Alguien que no reconoce sus errores o equivocaciones, y por lo cual nunca se corregirá, porque piensa que está bien. Es sabio en su propia opinión. Hay personas que durante su vida han  hecho y deshecho; han  herido, ofendido, humillado, ultrajado, han  indispuesto a alguien, han mentido, han  sido infieles. Esto, para no mencionar cosas peores. Todos, sin excepción en algún momento de nuestras vidas nos tenemos que arrepentir de algo. Porque somos imperfectos, nos equivocamos, tomamos decisiones incorrectas, o actuamos egoístamente, o somos orgullosos, o como se dice comúnmente, miramos a la gente por encima del hombro. Cuando hacemos lo contrario a lo que dice Dios en su palabra, estamos pecando. Lo estamos defraudando. De éstas cosas también nos tenemos que arrepentir cuando llegamos a los pies del señor. No es sólo si hemos robado o fornicado o adulterado; o como creen algunas personas que solo de los “pecados grandes”. Es que nos tenemos que arrepentir. No es así, ya que para Dios no hay pecado grande o pequeño,  todos son pecados. Por eso dice en la carta de Pablo a los  romanos: “por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”. Todos cometemos  pecados y todos nos tenemos que arrepentir. Tampoco es como dicen  algunos: “yo no le hago mal a nadie, no me meto con nadie, etc. pero mienten, fornican,  se quedan con algo que les prestan, o dicen alguna verdad a medias, (lo cual también es mentir),
Hermanos, en la biblia está escrita la manera como Dios quiere que vivamos o  como quiere que nos comportemos.
Pero, Por otra parte,  y para hacer nuevamente alusión a lo que dijo mi amigo en cuanto a que “las lágrimas más amargas que se derramarán  sobre nuestra tumba, serán las de las palabras no dichas  y las de las obras inconclusas”… déjenme decirles, que en esto tiene razón porque muchas veces tenemos que arrepentirnos de lo que no dijimos, cuando debíamos haberlo dicho y de lo que no hicimos; porque  esto, también es un pecado. ¿Saben cómo se llama este pecado? “pecado  por omisión”. En otras palabras: negligencia, desinterés, falta de atención, pereza. Ahora bien, ¿qué dice la biblia con respecto a esto?
En el libro de Josué, el capítulo 1, está lleno de recomendaciones  o de llamados a esforzarse, a ser valientes, a no desmayar; porque Dios está con nosotros. El Señor le dijo a Josué, que así como estuvo con moisés, estaría con él. En el ver. 2 le dice:” ¡Levántate!”  Y  pasa el Jordán tú, y todo éste pueblo”… y podemos estar seguros que así como estuvo con Moisés y con Josué, estará con nosotros si somos  buenos y nos esforzamos, si no tenemos temor y no desmayamos, como dice en 2ª. De Crónicas 19: 11.
El pecado de omisión se comete, cuando dejamos de hacer algo bueno o importante contemplado  en las ordenanzas del Señor, para beneficio de alguien  o de algunos o en pro de algo. Luego, si causamos un perjuicio o dejamos de causar un beneficio por nuestra omisión, tenemos que arrepentirnos,  ya que la palabra de Dios dice que  “el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado” (Santiago 4: 17). Además, tenemos un ejemplo muy claro en las escrituras con respecto a esto en el evangelio  de Mateo, capítulo 25 del ver. 31 al 46. allí dijo Jesús: “porque  tuve hambre y no me diste de comer, tuve sed y no me diste de beber, estuve desnudo y no me cubristeis…” así que hermanos, este pecado es igual  a todos los demás y por esa razón también de esto nos tenemos que arrepentir; porque  ya vimos como el señor nos va a decir:  “por cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeños, a mí no lo hicisteis, apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” .  Y es que al Señor no le podemos salir con excusas: ¡ay! Señor es que yo… es que yo… Es que yo nada hermanos. Alguien  dijo alguna vez  que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. No podemos salir con que no tuvimos tiempo, o no sé qué. El señor nos  está dando  ahora la oportunidad, para que visitemos al vecino enfermo, a la mujer que enviudó, a los hermanos  o a cualquier persona que tenga. Necesidad de algo. De consejo o de apoyo moral o espiritual  o alguna necesidad económica  o de cualquier otra índole material.  Si no tenemos dinero, seguro vamos a encontrar alguna forma de hacer el bien, de ayudar, haciendo alguna diligencia a alguien que no se puede  desplazar, esperando el turno  en una fila a una anciana o mujer embarazada, etc. recordemos  que de acuerdo a la Biblia, la fe sin obras es muerta. Podemos  estar seguros  que si tenemos  en nuestro  corazón el deseo de servir, Dios nos  va a proveer  o nos va a indicar de qué manera quiere que lo hagamos.  Entonces no nos  resistamos. El apóstol  Pablo le dijo a Timoteo: “procura con diligencia presentarte ante Dios aprobado, como  obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2ª Timoteo 2:15). Cuando nos avergonzamos de algo, hermanos, lo más seguro es que luego nos arrepintamos;  entonces debemos ofrecer disculpas o pedir perdón.  Aquí, el apóstol  Pablo está exhortando a Timoteo que “procure con diligencia.  ¿Para qué? para que después no tenga que arrepentirse por haber sido negligente.  Otra recomendación acerca de no ser negligentes, la encontramos  de parte  del rey Salomón en su libro de Eclesiastés, cuando dice en el capítulo  9: 10 “todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque al seol a dónde vas, nada hay”. Seamos  diligentes  hermanos, no pequemos por omisión.

Ahora bien,  ¿por qué nos tenemos que arrepentir?

Para que el Señor nos  perdone. Porque  el verdadero arrepentimiento comienza perdonando a los que nos hayan agraviado, porque si  no perdonamos, el Señor tampoco nos  perdonará a  nosotros. (Mateo 6: 14-15).

2° Bautismo


 Después del arrepentimiento y el perdón, nos bautizamos en el nombre de nuestro señor Jesucristo  y  recibimos  al Espíritu Santo de Dios. Entonces comenzamos una nueva vida, como hijos de Dios. Somos nuevas criaturas. Hermanos, el bautismo en agua  es una  representación y una confirmación  del nuevo nacimiento ante el mundo. El bautismo,  opera para arrepentimiento y perdón de pecados. Es  por esa razón que tenemos el deber de perdonar. Es,  en sí mismo un paso de obediencia, de lo cual el mismo Jesús nos dio ejemplo (Mateo 3: 15) cuando le dijo a Juan Bautista: “porque así conviene que cumplamos toda justicia”. Jesús no tenía que arrepentirse de nada, porque era sin mancha; luego entonces, vemos que el bautismo no opera para salvación puesto que Jesús es el salvador; pero lo hizo para darnos ejemplo de obediencia, justicia e igualdad. Como quien dice: “la ley entra por casa”.


3° Damos frutos de arrepentimiento


En Mateo  3:8, Juan Bautista hablo acerca de “dar frutos dignos de arrepentimiento”.  Pero  para que podamos dar esos “frutos“, tendríamos  que haber experimentado el verdadero arrepentimiento. Y ¿cuál es el verdadero arrepentimiento?  No  volverlo a hacer.  Veamos:
A la mayoría de las personas que Jesús sanaba les decía “vete y no peques más”, Eso significa concretamente que tiene que haber un cambio radical en nuestras vidas. Es dejar de hacer lo malo y comenzar a hacer el bien, o lo bueno. Es dejar de ser negligentes  y comenzar a ser diligentes. Hacer todo lo que he venido  aplazando o postergando y que la gente comience a verme como alguien que cumple su palabra o sus deberes. Vamos a hacer lo que debemos hacer y lo que dejamos de hacer, para cumplir la palabra en aquella parte que dice: “Siervos  inútiles somos, porque  lo que debíamos hacer,  eso hicimos”. El señor Jesús  dijo en algunas ocasiones: “por sus frutos los conoceréis”. Esos son los frutos dignos de arrepentimiento.  Las buenas obras o el buen proceder que se dan como resultado de la nueva vida en cristo Jesús.
Hermanos, arrepintámonos, confesemos nuestros pecados al señor (Mateo 3:6) pidámosle perdón y tomemos la firme decisión de no volver atrás, porque el que vuelve atrás se hace transgresor. Miremos lo que dice Jesús en Juan  5:14: “después le halló Jesús en el templo y le dijo: mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor”.  Recordemos que Dios no puede ser burlado, las cosas del Señor son serias y son para bendición en nuestras vidas. Cuando le buscamos, ya él no nos va dejar ni nos va a desamparar, puesto que ya somos sus hijos con todos los beneficios que eso implica. Evitemos las tentaciones. Apartémonos  de quien nos quiera apartar del camino del Señor. Pidámosle que nos dé discernimiento espiritual para saber cuándo alguien  muy  sutilmente  lo está haciendo, pues se está dejando usar por satanás. Recordemos que solo el que persevera hasta el fin será salvo.

Amen.  Que Dios los bendiga.

Calepafo55@hotmail.com


LA MUERTE COMO SECRETO  DE DIOS Y SU DESTRUCCIÓN

                            (LA MUERTE DE LA MUERTE)

A raíz de la partida de mi hermana Cielo (yo le decía: mi Cheli) comencé a preguntarle a mi Señor Jesucristo, porqué a pesar de tantos ruegos, oraciones, clamores, ayunos, promesas, y además de reclamar para ella todas las promesas que Él tiene en su palabra para personas como ella; finalmente  decide que Cheli debe irse. ¿Por qué no cumplió su promesa de “Honra a tu padre y a tu madre para que tus días sean largos sobre la tierra”…? Si ella cumplió ese mandamiento como pocos hijos lo hacen ¿Por qué  no cumplió su promesa de ser misericordioso con el misericordioso? si ella fue misericordiosa, y bendijo aún a personas que no conocía, ¿Por qué si  con tanta fe clamamos y creímos que  la podía levantar, no lo hizo, si  Él dice que si creemos veremos su gloria, que si creemos y tenemos fe del tamaño de un grano de mostaza, podremos mover montañas? Que para Él no hay nada imposible  ¿Por qué si ella creía que la enfermedad era un Goliat y ella era David  que podía vencerla en el nombre de Jehová de los ejércitos, por qué, por qué, no la sanó? ¿Por qué no le dio un tiempo de refrigerio como tantas veces se lo pedí; para que ella viniera a su país y así cumplir con sus tres últimos propósitos aquí? O por qué no le regaló quince años más como a Ezequías?  ¿Por qué no alumbró sus ojos para que no durmiera de muerte, como tantas veces lo pedí  leyendo el Salmo 13? Y aún hay  más: ¿por qué una mujer líder del grupo de oración de su iglesia, no tuvo la respuesta a su clamor? ¿Cómo podemos entender y aceptar la muerte de un ser al que amamos entrañablemente?
Buscando  respuestas  a todos esos interrogantes,  buscando respuestas que pudieran  hacerme entender  los propósitos de Dios y además  traer consuelo a mi vida  pero sobre todo, afirmar mi fe en  nuestro Señor Jesucristo;  recordé  un texto en Deuteronomio 29: 29 “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” 
Cuando  recordé éste versículo, busqué la biblia y comencé a repetirlo una y otra vez, “Las cosas secretas pertenecen a Dios” Dios tiene secretos, misterios, que solo Él conoce, que sólo a El corresponde conocer. Cosas secretas que nuestra mente no está capacitada para comprender o entender.  En Isaías 55 versículos 8 y 9 el Señor dice que sus pensamientos no son nuestros pensamientos y nuestros caminos no son sus caminos, sus pensamientos son mucho más altos que nuestros pensamientos y sus caminos mucho más altos que nuestros caminos.  ¿Cómo pues, podremos entender  sus pensamientos, los cuales no nos ha querido revelar?
Muchas veces preguntamos alguna cosa a alguien, por ejemplo: ¿Vas al paseo?  Y la persona responde: “Si Dios quiere” ¿Cómo podemos saber qué es lo que Dios quiere? Hay cosas que Dios no quiere que hagamos, y sin embargo las hacemos. Pero hay cosas que Dios hace porque quiere, que nosotros no queremos; pero que de todas formas Él las hace porque  es Dios y sabe porque y para que lo hace. Él es un  Dios de propósitos y además es omnisciente. Es decir, tiene planes, basados en ese futuro que nosotros no conocemos, pero Él sí.
En realidad, hay muchas cosas que no sabemos  acerca de lo que Dios quiere. Cuando Moisés dice: “Las cosas secretas pertenecen  a Jehová nuestro Dios, más las reveladas  son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de ésta ley”, está hablando de dos clases de cosas: Cosas secretas y cosas reveladas.  Las cosas secretas, son cosas que Dios ha decidido  no revelarnos, como ya dijimos, misterios, planes y propósitos  que Él guarda en su mente. Frente a éstas cosas tenemos que quedarnos callados y reconocer que es Dios por sobre todas las cosas.  Cabe decir que muchas personas, se meten en problemas por querer saber secretos que son de Dios. Por ejemplo: leen  el  horóscopo, van donde los médiums o espiritistas para que les diga el futuro  o les muestre un ser querido que murió, o se meten a una secta religiosa extraña, donde les prometen revelaciones  “paranormales o del más allá”. El problema con eso, es que “Lo secreto pertenece a Dios” y Él ha decidido no revelárnoslo. Dios abomina que hagamos esas cosas. Deuteronomio 18: 10 versículos 10 al 13.
Debemos tener cuidado con el deseo de saber más de lo que se puede.  La curiosidad es un instinto que Dios ha puesto en nosotros y que nos ha llevado a descubrir muchas cosas. Sin curiosidad no habría ciencia. Sin embargo  debemos observar los límites que Dios ha puesto sobre nuestro conocimiento  para no ir más allá. Ahora bien, si hay cosas secretas que pertenecen a Dios, también hay cosas que Dios si ha querido revelarnos. Estas cosas (dice Moisés), nos pertenecen a nosotros, para que las obedezcamos.  ¿Cuál sería entonces la reacción correcta a lo que Dios no ha querido revelarnos acerca de su voluntad?  Respetarlo. ¿Cuál sería la reacción correcta acerca de lo que Dios si ha querido revelarnos acerca de su voluntad?  Obedecerlo. No tenemos otra alternativa.
Una de esas cosas secretas, y que muchas veces no entendemos es precisamente la partida de un ser amado. Es una incógnita, cuya respuesta la tiene solo Dios y como ya dije, la reacción correcta es  respetarlo. Es tan Suyo ese derecho, que mire lo que dice en Eclesiastés 8:8 “No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte;  y no valen armas en tal guerra. Ni la impiedad librará al que la posee”. El único que tiene potestad para aplazar la muerte de alguien es Él. Él único que conoce el día  de nuestra muerte es Él. Él único que tiene poder  para levantar a alguien es Él. Y nadie, por muy impío o malo que sea podrá librarse de la muerte por sí mismo. Su maldad no le servirá de nada para defenderse de la muerte, cuando le llegue el día porque no hay armas que valgan en esa guerra. Nosotros no tenemos poder para retener el espíritu dentro de nuestro cuerpo, porque no nos hicimos nosotros mismos como dice David en el Salmo 100: versículo 3. El Señor nos hizo. Fue Él quien infundió aliento de vida en nosotros. Por lo tanto Él es el único que puede retener el espíritu  en nosotros. 
Sabemos que hay una guerra permanente entre la vida y la muerte, y solo le corresponde a Dios librarla. Por ahora, el enemigo muerte, está prevaleciendo; pero va a llegar un día, en que ya no será más.  Recordemos lo que dice el apóstol Pablo en 1° Corintios 15: 55 “Donde está oh muerte tu aguijón, dónde oh sepulcro tu victoria”.  El Señor ha prometido  vencer a todos sus enemigos. En 1° de Corintios 15: 25 y 26 dice: “Porque preciso es que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.  Y el postrer (último) enemigo que será destruido es la muerte”. En Isaías 25:8 dice “Destruirá a la muerte para siempre,  y enjugará Jehová el Señor  toda lagrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho” En el libro del profeta Oseas el Señor dice de manera convincente  “De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte, y seré tu destrucción oh seol. La compasión será escondida de mi vista”  El Señor destruirá a la muerte para siempre. La muerte es un enemigo espiritualmente visible para él. Un enemigo que entró al mundo por el pecado del hombre. Fue el mismo hombre quien le dio potestad a la muerte para que lo destruyera.  Dios, nuestro Padre, cuando  formó al hombre, lo hizo a “Su imagen y semejanza” es decir lo hizo con la intención de que se pareciera a Él, que fuera semejante a Él.  Lo hizo con el propósito de que viviera eternamente en el Edén. Pero el hombre hizo que Dios cambiara sus planes.  Eclesiastés 3: 11 dice que Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre, pero éste no alcanza a entender las obras que Dios ha hecho desde el principio del mundo, hasta que llegue el fin. Dios ha puesto sentimientos de eternidad en nuestros corazones, porque nos hizo a su semejanza; por eso es que no sentimos deseos de morir, sino de vivir  por siempre, pero nuestra mente humana no alcanza a entender  todo lo que Dios ha hecho, porque realmente es demasiado para nuestro entender. No alcanzamos a entender la grandeza de Dios, lo hemos limitado, y resulta que Dios no tiene límites.
Dios cambió sus planes de una vida física y eterna para nosotros por causa de la muerte que entró por el pecado, por una vida  espiritual eterna, en su presencia, cuando haya destruido a la muerte. Apocalipsis 21:4 dice “Enjugará Dios toda lagrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”  Esa gran promesa, de que la muerte ya no será más, y la esperanza de la  resurrección a una vida eterna con Cristo, nos dan fortaleza para soportar el dolor y todas las situaciones adversas que se presenten.  Pero tenemos que comenzar  ahora a caminar por ese camino que lleva a esa vida eterna, el cual es Cristo. Apocalipsis 14:13 dice “Bienaventurados de aquí en adelante  los muertos que mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen”  Cuando alguien muere en el Señor, descansa de todos sus dolores y trabajos,  ¿pero por qué sus obras siguen con él?  Porque en el Señor hay vida eterna. La Palabra de Dios dice que Dios no es Dios de muertos sino de vivos. Así que la muerte es solo el paso que hay que dar para llegar a la vida eterna; así que después de creer, las obras son las que nos  justifican o nos condenan.  La Palabra de Dios dice en el evangelio según San Juan en el capítulo 5:28-29 “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán  a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo,  a resurrección de condenación”. Si en Cristo tenemos vida eterna, si las obras con los que mueren en el Señor siguen con ellos, si Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, si el Señor Jesús prometió que estaríamos donde Él esté, es lógico pensar, que la muerte es solo el viaje que nos lleva a su presencia.  En Apocalipsis 1: 18  El Señor Jesús dice que Él tiene las llaves de la muerte y del Hades, pero también  dice y promete que el que cree en Él tiene vida eterna. No dice que tendrá vida eterna; dice “Tiene vida eterna”. Porque cuando  le creemos y le recibimos, inmediatamente tenemos vida eterna, pero el que no cree, ya ha sido condenado”.
Nuestros temores,  nuestras preocupaciones y hasta nuestra tristeza  por la partida de un ser amado, deben ser reemplazados por la paz que produce la esperanza fundamentada en las promesas maravillosas, de una corona, un nombre nuevo, un vestido de lino finísimo, una boda espectacular, una ciudad cuyas calles son de oro (aunque a muchos les parezca una utopía) y tantas otras  escritas en su palabra que es verdad. Cuando alguien muere en el Señor, si descansa en paz. Jesucristo nuestro Señor no miente.
Si lees esta reflexión, y aún no has aceptado a Jesús como tu  Salvador; es el momento de hacerlo. Solo si le aceptas tienes vida eterna. Solo si le aceptas podrás descansar en paz.  Solo si le aceptas, tus seres queridos cuando mueras, descansarán en las promesas  de Dios para los que mueren en Él.  Gracias le doy a Dios, por  la vida ejemplar de mi hermana Cielo, porque como dijo el que fuera su pastor, Samuel Cruz: “Ella le hacía honor a su nombre, porque era un pedazo del cielo en la tierra”. Para amarla,  solo había que conocerla.  Estoy segura, que Jesucristo ya puso  sobre su cabeza, la corona que prometió para todo aquel que le sea fiel hasta la muerte: Apocalipsis 2:10 y 3:11.

Que Dios les bendiga.







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