¿AMISTAD INCONDICIONAL?
SANTIAGO 2:14
14: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que
tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15: Y si un hermano o
una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada
día, 16: y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos,
pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué
aprovecha? 17: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí
misma.18: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin
tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19: Tú crees que Dios es
uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres
saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?21¿No fue justificado por las
obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el
altar? 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se
perfeccionó por las obras? 23: Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham
creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de
Dios. 24: Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras,
y no solamente por la fe.
Las obras de las que habla aquí Santiago, no son
cualquier obra. Él pone una obra de caridad como ejemplo (V.15-16), para
mostrarnos como una buena intención, o el condolerse de alguien, no basta para
obtener la aprobación de Dios. La verdadera fe, mueve a la obediencia, es
decir, a actuar, a obrar con base en esa fe. Ser consecuentes.V.22 dice que la
fe es perfeccionada por las obras, es decir por la obediencia, es actuar porque
se tiene fe. Las obras de caridad son importantes si las vemos como servicio a
Dios, pero si no somos obedientes a su voz, para hacer todo lo que Él nos
manda, nuestras obras de justicia o “buenas obras” son para Dios como “trapos
de inmundicia. Dice así en Isaías 64: 6
(Biblia de las Américas): Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de
inmundicia todas nuestras obras justas; Todos nos marchitamos como una hoja, y
nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran. ¿Que son o que eran los
trapos de inmundicia? En el tiempo de Isaías no existían las toallas higiénicas.
Los trapos de inmundicia eran los que
usaba la mujer durante la menstruación. Recordemos, que durante los días que duraba la menstruación, la mujer
era inmunda y todo lo que ella se ponía y todo lo que ella tocara y la silla
donde se sentaba, y el que la tocaba a ella, etc. Todo era o quedaba inmundo.
Miren que fea y desagradable es para Dios nuestra caridad, alejada de la
obediencia total a su palabra. La fe de Abraham actuó juntamente con sus obras,
es decir: creyó y actuó, y esto no ocurrió una sola vez; siempre que Dios le
pidió algo a Abraham, el no solo le creyó a Dios, sino que además obedeció (y
esto es lo importante) Fue por esa razón
que Dios le llamó “Su amigo”, a tal punto que Dios no le ocultaba nada a
Abraham, así como nosotros ¿verdad? Con nuestro amigo o nuestra amiga íntima.
No le ocultamos nada. Génesis 18 dice “17 Y Jehová dijo:
¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer,
18 habiendo de ser Abraham una
nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de
la tierra?
19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí,
que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga
venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.
¿Cómo le iba Dios a ocultar algo a su amigo Abraham? Si
sabía que él no lo iba a traicionar, si conocía su corazón y sabía que por su
obediencia, bendeciría a todos los pueblos de la tierra. Cuando hay una
verdadera amistad con Dios, hay una relación mucho más íntima y constante, es
cuando ya no le pedimos que nos muestre
su voluntad, sino que ya sabemos cuál es. Y nos
sentiremos como parte de su
voluntad. Nos sentiremos como su mano
hacedora aquí en la tierra. Nos sentiremos como su sentido común. Cuando
llegamos a éste punto y hay que tomar decisiones, al final terminamos diciendo:
Yo sé que a veces mis decisiones son erradas, pero tú serás mi guía y el
Espíritu Santo será nuestra guía, nuestra luz nuestro freno. Pero muchas veces, nos acostumbramos a
tener una vida religiosa y nos cuesta llegar a ésta cercanía a esa amistad a
ese nivel de intimidad con Dios. Nos acostumbramos a un espíritu dominical y
eso frena el desarrollo de una vida espiritual, y frena una vida vinculada más cerca a Dios, Él Señor quiere tener esa
amistad, como cualquier Padre con su hijo. Abraham conseguía tener esa cercanía
de deleite, de disfrute de tal cercanía
que entendía la voluntad de Dios. No siempre es fácil tener una buena amistad.
Abraham, muchas veces dejó de orar, pero... ¿porqué Abraham dejó de orar? quizá porque
estaba aún lejos de ese lugar de intimidad en esa relación con Dios que quizá
le hubiese posibilitado en seguir insistiendo en orar más y más para que le
concediese ese deseo de querer hacer la voluntad de Dios, pero a veces nos
oprimimos a nosotros mismos, entran prejuicios en nuestra vida, nos cansamos de
forjar esa amistad con Dios, de levantar
oración, al final nos vamos quedando
distantes, mas lejos de alcanzar la verdadera voluntad de Dios, y cuando
levantamos oración conforme a nuestros objetivos y que va solo en nuestro beneficio, nos
cansamos orando y empezamos a divagar
vamos haciendo oraciones más pobres, más tristes, y es porque quizá no
hemos alcanzado ese nivel de confianza, porque la amistad también es confianza,
estrechamiento, lazos de amor, unión y cuando llegamos a divagar con esas
oraciones que no demuestran una genuina amistad, al final lo que demostramos es
que no estamos tan íntimamente familiarizados con Dios, como por ejemplo lo estaba Jesús, en esa relación estrecha.
Pero Jesús quería que nosotros también tuviésemos esa relación y estuviéramos tan
cerca al Padre como lo estaba Él. Jesús dice en Juan 17:21 “Para que sean uno
como nosotros somos uno” Jesús decía esto a sus discípulos y seguidores, que
quería que fuéramos uno en Cristo Jesús. Como Él es uno con el Padre. Si
empezamos a reflexionar cual fue la
última oración que levantamos, cuando fue la última oración sensata que hice,
en que estaba centrado? Quería conseguir algo para mí, o quería llegar a Él. En un clamor íntimo y profundo? A veces la
razón única de nuestra oración, es solo pedir y no conocer mejor a Dios, a
veces nuestras oraciones son condicionantes, u oramos por orar, o son oraciones
confusas. El Señor quiere que nuestras oraciones sean un deleite. El Salmo 37:4
“Deléitate en Jehová y él te concederá los deseos de tu corazón”. Si clamamos a
Dios y confiamos en Él, nos concederá nuestras peticiones. Él conoce nuestras necesidades,
pero quiere que nos deleitemos en El. Cuando nuestras oraciones sean legítimas, Él perfeccionará esa
amistad. Eso llenará nuestra vida de beneficios espirituales. También nos dará
madurez espiritual, mayor visión, un
amor más profundo hacia Dios, su obra y las almas; un gozo permanente generado
por el Espíritu Santo. Muchos beneficios que necesitamos, pero que a la vez
tenemos que ganarlos forjando en esa amistad especial con Dios, y eso se
consigue clamando más, orando más, obedeciendo siempre, no solo porque somos sus hijos, sino para que nos llame “Amigos” como lo hizo con Abraham.
Veamos ahora que dijo Jesús a sus discípulos, respecto de
la amistad.
Juan 15:13-14-15 Nueva Versión Internacional (NVI)
Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida
por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si
hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamo siervos,
porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos,
porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre.
Ciertamente, dar o
entregar la vida por alguien, es la mayor prueba de amor. De hecho, el
apóstol Pablo hace alusión a esto,
respecto al amor del esposo a su esposa en Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como
Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella. Jesús entregó su vida por
nosotros, su iglesia. Eso es lo que normalmente decimos y creemos porque lo
dice la palabra, pero, ¿cuantos de nosotros hacemos realmente lo que Jesús
dice? (Él es la palabra de Dios) El da
la vida por “sus amigos” ¿y nosotros somos realmente sus amigos? ¿Estamos
haciendo lo que Él nos manda, para que podamos ser sus amigos? Ya Él hizo su
parte: entregó su vida por nosotros
Hay una condición para que Jesús pueda llamarnos amigos y
no solo servidores: Hacer lo que Él nos manda, obedecerle, hacerle caso. Y
cuando ya somos sus amigos, entonces nos revela su palabra. Jesús dio a
conocer, les contó a sus amigos los discípulos los planes de su Padre, todo lo
que el Padre le había dicho a Él que haría con la humanidad, en ese momento y
en el futuro. Jesús hizo lo mismo que su Padre, Dios no le encubrió a Abraham
sus planes, Jesús tampoco, Dice “Ahora les he llamado amigos porque les he dado
a conocer todo lo
que he oído de mi Padre”, un verdadero
amigo, te cuenta todas sus cosas, sino lo hace, es porque no le generas
confianza, entonces no es tu amigo verdadero. El verdadero amigo te cuida,
aconseja, defiende y nos hace ver nuestros errores, sin divulgarlos. Un amigo
que nos ama de verdad, nunca querrá un mal para nosotros. Nunca nos pedirá que
hagamos algo incorrecto o ilícito,
¿Cuantos de nosotros tenemos amigos que merezcan toda
nuestra confianza, como para contarles cosas muy importantes y privadas, que no
las puede saber cualquiera, sino solo los amigos de confianza? Así mismo Jesús
nos eligió para contarnos los misterios del Reino de los Cielos, a sus amigos,
los que hacen lo que Él manda. La amistad con Jesús no es incondicional. Su
amor, sí. Él ama incondicionalmente a todo el que se le acerca en actitud
humilde. ÉL dice: “El que a mi viene, no le echo fuera”.
Debemos tener claro el concepto de la clase de vida que queremos llevar, para ser amigos de
Dios. El apóstol Santiago dice en el
capítulo 4: v “3 Pedís
y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastar en vuestros
placeres. 4¡Oh
almas adúlteras! ¿No
sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que
quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5¿O pensáis que la Escritura
dice en vano: El celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?
En el versículo 4,
vemos como dice “Se constituye enemigo de Dios”. Me llamó la atención, porque
no dice “Se constituye en enemigo de Dios” y con la ayuda del Señor en oración,
entendí, que en éste pasaje, no aparece la sílaba en como prefijo,
porque esta, solo se usa en casos en los que hay o deba haber un proceso, o
bajo ciertas circunstancias. Ejemplo: Para decir: enladrillar, hay que preparar mezcla y
ladrillos; para encerar,
hay que echar la cera en el piso, o donde sea; para encubrir, primero tiene que haber ocurrido algo, que se quiera
cubrir, etc., pero aquí las Sagradas Escrituras no hablan de procesos, ni de circunstancias.
Porque se supone que si sabemos que no pertenecemos al mundo ¿Qué vamos a
buscar en él? Simplemente, si queremos ser amigos del mundo, nos hacemos
inmediatamente, enemigos de Dios. Así, sin procesos (V4 “el que quiere), con el
solo hecho de desearlo ¿Por qué vamos a desear algo que lleva a la muerte
eterna? ¿Acaso añoramos nuestra vida pasada? ¿Que nos dejó? Nosotros tenemos la palabra de Dios que nos
limpia y nos santifica, si la leemos y la aplicamos a nuestras vidas cada día.
1ª. Juan 15-17 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos
de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene
del Padre, sino del mundo.
17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace
la voluntad de Dios permanece para siempre.”
Que grande y hermoso es el resultado de hacer lo que
Jesús nos manda. No solo nos llama sus amigos, sino que además permaneceremos
para siempre. Estas cosas no provienen del Padre, sino del mundo; ¿y quien es
el príncipe de éste mundo? Satanás, el principal enemigo de Dios, es por eso que
al hacernos amigos del mundo, inmediatamente, nos constituimos, nos
convertirnos, nos hacemos enemigos de Dios. Dios es Luz y en Él no hay
tinieblas. La Biblia dice, que la Luz vino al mundo, pero el mundo, los hombres
amaron más las tinieblas que la Luz
.
Jesús dio la vida por sus amigos, si somos sus amigos,
¿estaríamos dispuestos a dar nosotros nuestra vida por Él? Piénsalo…
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