viernes, 31 de octubre de 2014


                                       


                          SIRVIENDO A DIOS SIN TRISTEZA

En el principio Dios creo al hombre a Su propia imagen. Él creó al hombre y a la mujer, los bendijo y les dio la orden de procrear y multiplicarse, llegar a ser una sola carne y formar una familia. Por medio de esa orden, el hombre pobló la tierra. Luego, el Señor apartó un gran número de personas para enseñarles leyes y mandamientos  y ordenanzas para un buen vivir, llegando a ser de ésta manera, el pueblo santo de Dios. Basados en el plan original de Dios, los seres humanos, creen que es normal al llegar a una edad adulta,  casarse  y procrear.
El esposo y la esposa, quienes se han convertido en un solo cuerpo, tienen que vivir juntos, con temor de Dios y cultivando amor verdadero y espiritual. Pero, analizando el aspecto  matrimonial y  lo que dice la biblia, respecto al servicio a Dios, en realidad es algo completamente diferente al pensamiento establecido respecto al matrimonio.
Veamos lo que dice el apóstol Pablo en 1°Corintios  7 (Leer todo el cap.)

Por lo que leemos en las sagradas  escrituras,  la iglesia de Corinto, era una de las más carnales (sino la más) de todas e inclusive, con casos serios de inmoralidad. Pero el apóstol Pablo, les llama “Santos”, porque también había entre ellos, personas verdaderamente  dedicadas al servicio de Dios. Vemos como en el primer versículo Pablo anota “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;” dice “escribisteis”  está hablando en plural, o sea que la carta la escribe una persona, pero está firmada por varias. Estas personas, estaban preocupadas por una situación específica, que se estaba presentando en la iglesia y deciden consultar a Pablo.
El apóstol responde entonces”  En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
Más esto digo por vía de concesión, no por mandamiento.
Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.
15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias.
18 ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.
21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.
23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
25 En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está.
27 ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
28 Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
29 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen;
30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen;
31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor;
33 pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
36 Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.
37 Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace.
38 De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
40 Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

En primer lugar, Pablo se basa en algo que le escribieron (no sabemos qué), a lo mejor alguna pregunta, sobre casarse o no , a lo que él responde, que sería bueno para el hombre no casarse (es obvio que está hablando del hombre que sirve en la iglesia), pero para evitar que estuvieran en pecado de fornicación, les recomienda que se casen, que tenga cada uno su propia mujer, una sola, la suya, no dos, ni tres, ni tampoco la ajena; sino la suya propia. Luego, da consejos a los solteros y a las viudas y  les dice que a causa de no poder contener sus deseos sexuales, que se casen, porque es mejor estar casado, que ardiendo en esos deseos.
Miren hermanos lo que dice Jesús en Mateo 19 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Jesús está hablando aquí sobre el divorcio, y basándose en lo que respondieron sus discípulos, Jesús aclara que hay eunucos, que se hacen eunucos ellos mismos, por causa del Reino de los Cielos. “Pero no todo mundo es capaz de recibir esto” No cualquiera tiene el don de continencia. Lo que Jesús, quiere decir es que muchos contienen sus deseos carnales, los sacrifican, para entregarse por completo al servicio del Señor, o del Reino de los Cielos. Cuando la persona se casa, tiene que cumplir con una serie de compromisos y obligaciones propias del hogar y, muy probablemente tenga  que cumplir un horario laboral y muchas cosas más que le impedirán dedicarse por completo a la obra del Reino. En los versículos 17 y 20 Pablo anota y recalca que él ordena en todas las iglesias lo mismo: Que cada uno haga de acuerdo a lo que el Señor le repartió y de acuerdo a como el Señor le llamó, de esa manera haga; o sea, así como estaba cuando él le llamó, así de esa misma manera quédese trabajando para el Reino de los Cielos. En el versículo 20 recalca “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede”, luego en el 24, nuevamente repite “24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.” ¿Por qué será que Pablo repite tantas veces lo mismo?  V.26 Pablo creía  que es bueno quedarse soltero, porn la enseñanza de Jesús de acuerdo a Mateo 19 (luego lo veremos) y, porque la necesidad de predicar el evangelio era apremiante. Mientras más se acerca el fin, se incrementan en el mundo el pecado, la maldad, y las tinieblas. El desenfreno prevalece y el amor se enfría, como está escrito. Las personas ya no se esfuerzan ni se sacrifican, sino que son impacientes, se traicionan unos a otros, y van tras el placer.
Frecuentemente escuchamos noticias acerca de cosas inmorales que hace 40 o 50 años atrás no podríamos haber imaginado. Las personas se están manchando con más pecados y tinieblas, por lo cual no deberíamos asombrarnos por las terribles noticias.
Una de las cosas que mejor caracteriza a esta época es el cambio en la perspectiva acerca del amor entre un hombre y una mujer, así como también del matrimonio.
El mundo se ha convertido en un lugar sexualmente muy inmoral y corrupto. Las personas van tras la lujuria para mancharse a sí mismos, pensando que eso es amor. Las parejas comienzan a salir juntos a muy temprana edad y no guardan su integridad sexual. Si acaso la chica resulta embarazada, matan a su propio hijo.
Muchas personas se casan y se divorcian con facilidad, sin pensar en el dolor que causan a sus hijos. Algunos incluso piensan que la formalidad del matrimonio es muy inconveniente, por lo tanto se unen y viven juntos, y luego se separan muy fácilmente.
Pero los hijos de Dios por ninguna razón deben seguir este camino de tinieblas, sino que debemos mantener nuestros cuerpos y corazones santos y puros, tal como Dios desea. Nuestro propósito en la tierra no debe ser el de beber y comer, sino que debemos poner nuestra esperanza en el Reino de los Cielos.
Pero además cuando un servidor de Dios se casa,  necesita trabajar tiempo completo y es obvio que con una familia que atender, es muy difícil hacerlo. También está el hecho de que hay atender a las ovejas a cualquier hora, un pastor o lider, en muchas ocasiones, pierde incluso su privacidad. En muchos casos, la esposa no entiende que haya tenido que hacer tres o cuatro visitas después de un culto y, probablemente tenga que volver a salir a orar por algún enfermo o a hacer alguna liberación, etc.  Y si el apóstol Pablo creía que la necesidad de dar a conocer la palabra era apremiante en aquellos tiempos, ¿Qué podríamos decir de estos tiempos?
Pero el apóstol también dijo que él sabía que sería bueno para el hombre quedarse  en el estado que estuviera. En el verso 28, Pablo explica que al decir todas esas cosas, lo que quiere es evitarles o evitarnos aflicción de la carne, es decir sufrimiento. El verso 32 complementa éste sentir al decir que no quiere que estemos acongojados, y es que la vida matrimonial realmente trae consigo congojas, sufrimientos, aflicciones, preocupaciones, no solo a causa del esposo, sino también por los hijos. Aparte que demanda de mucho tiempo en ocupaciones que no son para el Señor. Vemos como muchos esposos y esposas se quejan de la desatención por parte de uno de los cónyuges, por estar inmersos en el trabajo eclesial. Por eso Pablo aconseja, que los que se dedican a la obra de Dios, es preferible que se queden solteros, o que no se casen  nuevamente, si han enviudado. El Señor sabe que es lo mejor para nosotros, y por eso nos advierte en su palabra lo que es mejor para nosotros, pero no hacemos caso y luego, nos estamos quejando. Miren lo que dice Proverbios19:3 “La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová irrita su corazón”. El Señor nos advierte, desobedecemos y después le echamos la culpa a Él de todo lo que nos pasa.  Pero, también dice el apóstol Pablo, que nos enseña esto para nuestro provecho V.35, para que actuemos honesta y decentemente y sobre todo para que no tengamos impedimento para acercarnos al Señor. Muchas veces hermanos, nuestras mismas familias son impedimento para acercarnos al Señor completamente y servirle de la manera que él lo merece y le agrada. Deuteronomio 6:5 dice: "Y amarás a JEHOVÁ tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". El tipo de hijos verdaderos que Dios anhela son aquellos que aman a Dios con todo su corazón, mente, alma, ser, sabiduría, y vida misma.
Si nosotros decidimos permanecer solteros por causa de su amor a Dios, entonces probablemente llenaremos  nuestros  corazones con la esperanza del Cielo pensando solamente en Él. Por el contrario, si nos casamos, nuestro  corazón se dividirá, y esa división es de por sí, un impedimento.
El v.39 habla sobre la mujer cuando queda viuda, dice que es libre para casarse con quien quiera, pero a su juicio sería mejor que se quedara viuda, es decir sin casarse nuevamente. Pablo aclara, que esa es su opinión, pero nos deja saber que él también al igual que cualquiera de los hermanos de esa iglesia “Tiene al Espíritu Santo”. Pablo lo aclara porque en esa Iglesia, había muchas personas que se le oponían y aún murmuraban, pero como vemos en otros pasajes, él  deja claro quién es él en el Señor.
El apóstol Pablo realmente vivió sólo para el Señor sin haberse casad, y por eso él podía disponer de libertad para ir por todas partes a predicar el Evangelio.
Pero no se debe mal interpretar esto ya que no significa que era permitido casarse en los días del Antiguo Testamento y que no lo es en el Nuevo Testamento a causa de la segunda venida del Señor que está cerca.
Ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, lo correcto es casarse en el Señor, pero si usted que quiere vivir para el Señor sin tener que casarse, eso es algo aún más bendecido. Por supuesto que muchos patriarcas se casaron y tuvieron hijos según la Promesa de la Cultivación Humana. Patriarcas como Abraham, Isaac, y Jacob se tuvieron que casar para tener muchísimos hijos a fin de formar la nación de Israel.
Como es también el caso de Moisés, él vivió una vida fácil y dura a la vez al guiar a tantas personas, de modo que necesitaba alguien de buen corazón quien pudiera servir y ayudar a Moisés. Entonces Dios preparó la mujer idónea para él. Sin embargo en ninguna parte de la Biblia se especifica que profetas tales como Elías o Eliseo se hayan casado, pues ellos no tuvieron que hacerlo. Más bien, estando solteros, llevaron la Palabra de Dios las veces que lo deseaban.
Tenemos asimismo el caso de Juan el Bautista, quien preparó el camino del Señor y dedicó toda su vida a Dios para cumplir con su deber. Jesús dijo acerca de él que era el mayor de los hombres nacidos de una mujer.
En el caso del Apóstol Pedro, el discípulo de Jesús, la Biblia declara que él si tenía una esposa.
En 1 Corintios 9:5 leemos: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" Al leer este verso podemos darnos cuenta que otros apóstoles, aparte de Pedro, también se casaron.
Si ellos hubieran conocido a Jesús a temprana edad en sus vidas, no hubieran deseado tener una esposa, ya que ellos estaban dedicando toda su vida como apóstoles.
¿Y qué de la profetisa Ana? Ella enviudó a los siete años de matrimonio. Perdió a su marido a una edad joven, y hubiera podido casarse de nuevo. Pero por causa de su amor a Dios, vivió sola quedándose durante mucho tiempo en el Templo en lugar de buscar un nuevo marido. Ella pasó 84 años en el Templo, ayunando y orando, sin casarse otra vez. Por ser una mujer de tal dedicación, recibió la gracia para reconocer al bebé Jesús que vino como el Salvador.
Igualmente, muchas personas piensan que casarse es algo natural, para los que sirven al Señor, pero la Biblia no lo enseña así.

Estas no son mis palabras, sino que son las Palabras de Dios escritas en la Biblia, la Voluntad de Dios de la que el Apóstol Pablo escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo. De hecho, no muchos pastores predican este tipo de sermón en la actualidad porque no hay muchos creyentes que aman al Señor al punto de estar dispuestos a aceptar  esa palabra.

Para terminar, recordemos nuevamente lo que el Señor Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 19:11-12 dice: "11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba".
Los "eunucos por causa del Reino de los Cielos" son aquellos quienes han dedicado sus vidas al igual que el Apóstol Pablo, permaneciendo solteros. Escoger el hecho de permanecer solteros es algo de mucha bendición para los creyentes, pero no todos pueden recibir ese don.
Si uno no tiene esperanza completa en la Nueva Jerusalén, o si no puede vivir solamente de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces quizás le resulte difícil escuchar este mensaje, más si se está lleno de esperanza por la Nueva Jerusalén y anhelando la santidad con fe, entonces ciertamente recibirá esta Palabra.
Jesús dijo: "El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". Ustedes pueden recibir esta Palabra con gozo y pueden escoger el camino de mayor bendición ya que han aprendido claramente acerca del Reino de los Cielos y anhelan fervientemente la Nueva Jerusalén.
Si ustedes pueden poner la Nueva Jerusalén antes que cualquier deseo, no tendrán deseo por ninguna cosa preciada en este mundo. En realidad sé que hay muchos entre ustedes que han escogido este camino.
Pero no estoy diciendo que ustedes deben hacer un voto o una promesa, sin la consideración suficiente, ofreciendo sus vidas al Señor sin casarse. ¡Si ustedes pueden mantener esa promesa,  les será de gran bendición! Pero si ustedes cambian de opinión, eso les traerá grandes pruebas.
Si ustedes no tienen la confianza necesaria en sus corazones, en lugar de hacer un voto a la ligera, deben cultivar un corazón verdadero con anhelo y oración.
Un consejo del Señor, por medio del apóstol Pablo: Quédese en el estado en que está. No se busque congoja, no se busque aflicción. Trabaje para el Reino de los Cielos, buscando la Jerusalén Celestial.

Dios no nos obliga a casarnos o a que no lo hagamos. Debido a que tenemos libre albedrío, es bueno que nos casemos en el Señor, y es aún mejor que no lo hagamos para que podamos servir únicamente al Señor.
Pero Dios nos está permitiendo conocer que para aquellos que anhelan la Nueva Jerusalén, lo mejor es que no se casen de modo que puedan acercarse a Él sin impedimento.
Si estamos casados o no,  lo más importante es que nuestro corazón  ame a Dios en primer lugar. La razón por la que alguien determina no casarse,  no debe ser otra diferente, a su amor por Él.
Si  tomamos  la decisión de quedarnos solteros para Dios, Él ciertamente nos guiará hacia la Nueva Jerusalén. Nos enseñará las cosas que no comprendemos y nos  dará paz, así como también fortaleza, para que podamos hacer incluso las cosas que no logramos hacer por nuestras propias fuerzas.
Dios nos guiará a la Nueva Jerusalén al ver nuestra determinación porque  le estamos entregando al Señor algo muy precioso.
Si en realidad tenemos esperanza por la Nueva Jerusalén, les animo a que seamos lo suficientemente sabios  para escoger lo que es mejor.
Asimismo, para aquellos que ya están casados, deben amar a Dios en primer lugar, más que a su esposo o esposa. Ese es el mandamiento
¡Yo ruego en el nombre del Señor, que todos ustedes cultiven ese amor en sus corazones y que se adornen a sí mismos como novias santas y puras para el Señor!      AMEN

miércoles, 15 de octubre de 2014

                                 ¿AMISTAD  INCONDICIONAL?  




SANTIAGO 2:14

14: Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? 15: Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, 16: y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? 17: Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.18: Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. 19: Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. 20¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?21¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? 23: Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios. 24: Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.

Las obras de las que habla aquí Santiago, no son cualquier obra. Él pone una obra de caridad como ejemplo (V.15-16), para mostrarnos como una buena intención, o el condolerse de alguien, no basta para obtener la aprobación de Dios. La verdadera fe, mueve a la obediencia, es decir, a actuar, a obrar con base en esa fe. Ser consecuentes.V.22 dice que la fe es perfeccionada por las obras, es decir por la obediencia, es actuar porque se tiene fe. Las obras de caridad son importantes si las vemos como servicio a Dios, pero si no somos obedientes a su voz, para hacer todo lo que Él nos manda, nuestras obras de justicia o “buenas obras” son para Dios como “trapos de inmundicia. Dice así en  Isaías 64: 6 (Biblia de las Américas): Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; Todos nos marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran. ¿Que son o que eran los trapos de inmundicia? En el tiempo de Isaías no existían las toallas higiénicas.  Los trapos de inmundicia eran los que usaba la mujer durante la menstruación. Recordemos, que durante  los días que duraba la menstruación, la mujer era inmunda y todo lo que ella se ponía y todo lo que ella tocara y la silla donde se sentaba, y el que la tocaba a ella, etc. Todo era o quedaba inmundo. Miren que fea y desagradable es para Dios nuestra caridad, alejada de la obediencia total a su palabra. La fe de Abraham actuó juntamente con sus obras, es decir: creyó y actuó, y esto no ocurrió una sola vez; siempre que Dios le pidió algo a Abraham, el no solo le creyó a Dios, sino que además obedeció (y esto es lo importante)  Fue por esa razón que Dios le llamó “Su amigo”, a tal punto que Dios no le ocultaba nada a Abraham, así como nosotros ¿verdad? Con nuestro amigo o nuestra amiga íntima. No le ocultamos nada. Génesis 18 dice “17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer,
18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?
19 Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él.
¿Cómo le iba Dios a ocultar algo a su amigo Abraham? Si sabía que él no lo iba a traicionar, si conocía su corazón y sabía que por su obediencia, bendeciría a todos los pueblos de la tierra. Cuando hay una verdadera amistad con Dios, hay una relación mucho más íntima y constante, es cuando ya no le pedimos que nos  muestre su voluntad, sino que ya sabemos cuál es. Y nos  sentiremos  como parte de su voluntad. Nos sentiremos  como su mano hacedora aquí en la tierra. Nos sentiremos como su sentido común. Cuando llegamos a éste punto y hay que tomar decisiones, al final terminamos diciendo: Yo sé que a veces mis decisiones son erradas, pero tú serás mi guía y el Espíritu Santo será nuestra guía, nuestra luz nuestro  freno. Pero muchas veces, nos acostumbramos a tener una vida religiosa y nos cuesta llegar a ésta cercanía a esa amistad a ese nivel de intimidad con Dios. Nos acostumbramos a un espíritu dominical y eso frena el desarrollo de una vida espiritual, y frena una vida vinculada  más cerca a Dios, Él Señor quiere tener esa amistad, como cualquier Padre con su hijo. Abraham conseguía tener esa cercanía de deleite, de disfrute  de tal cercanía que entendía la voluntad de Dios. No siempre es fácil tener una buena amistad. Abraham, muchas veces dejó de orar, pero... ¿porqué Abraham  dejó de orar? quizá porque estaba aún lejos de ese lugar de intimidad en esa relación con Dios que quizá le hubiese posibilitado en seguir insistiendo en orar más y más para que le concediese ese deseo de querer hacer la voluntad de Dios, pero a veces nos oprimimos a nosotros mismos, entran prejuicios en nuestra vida, nos cansamos de forjar  esa amistad con Dios, de levantar oración,  al final nos vamos quedando distantes, mas lejos de alcanzar la verdadera voluntad de Dios, y cuando levantamos oración conforme a nuestros objetivos  y que va solo en nuestro beneficio, nos cansamos orando y empezamos a divagar  vamos haciendo oraciones más pobres, más tristes, y es porque quizá no hemos alcanzado ese nivel de confianza, porque la amistad también es confianza, estrechamiento, lazos de amor, unión y cuando llegamos a divagar con esas oraciones que no demuestran una genuina amistad, al final lo que demostramos es que no estamos tan íntimamente familiarizados con Dios, como por ejemplo  lo estaba Jesús, en esa relación estrecha. Pero Jesús quería que nosotros también tuviésemos esa relación y estuviéramos tan cerca al Padre como lo estaba Él. Jesús dice en Juan 17:21 “Para que sean uno como nosotros somos uno” Jesús decía esto a sus discípulos y seguidores, que quería que fuéramos uno en Cristo Jesús. Como Él es uno con el Padre. Si empezamos  a reflexionar cual fue la última oración que levantamos, cuando fue la última oración sensata que hice, en que estaba centrado? Quería conseguir algo para mí, o quería llegar a Él.  En un clamor íntimo y profundo? A veces la razón única de nuestra oración, es solo pedir y no conocer mejor a Dios, a veces nuestras oraciones son condicionantes, u oramos por orar, o son oraciones confusas. El Señor quiere que nuestras oraciones sean un deleite. El Salmo 37:4 “Deléitate en Jehová y él te concederá los deseos de tu corazón”. Si clamamos a Dios y confiamos en Él, nos concederá nuestras peticiones. Él conoce nuestras necesidades, pero quiere que nos deleitemos en El. Cuando nuestras  oraciones sean legítimas, Él perfeccionará esa amistad. Eso llenará nuestra vida de beneficios espirituales. También nos dará madurez espiritual, mayor visión, un amor más profundo hacia Dios, su obra y las almas; un gozo permanente generado por el Espíritu Santo. Muchos beneficios que necesitamos, pero que a la vez tenemos que ganarlos forjando en esa amistad especial con Dios, y eso se consigue clamando más, orando más, obedeciendo siempre, no solo porque  somos sus hijos, sino para que nos llame  “Amigos” como lo hizo con Abraham.

Veamos ahora que dijo Jesús a sus discípulos, respecto de la amistad.


Juan 15:13-14-15 Nueva Versión Internacional (NVI)

Nadie tiene un amor mayor que éste: que uno dé su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando15 Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre.

Ciertamente, dar  o entregar la vida por alguien, es la mayor prueba de amor. De hecho, el apóstol  Pablo hace alusión a esto, respecto al amor del esposo a su esposa en Efesios 5:25  Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella. Jesús entregó su vida por nosotros, su iglesia. Eso es lo que normalmente decimos y creemos porque lo dice la palabra, pero, ¿cuantos de nosotros hacemos realmente lo que Jesús dice?  (Él es la palabra de Dios) El da la vida por “sus amigos” ¿y nosotros somos realmente sus amigos? ¿Estamos haciendo lo que Él nos manda, para que podamos ser sus amigos? Ya Él hizo su parte: entregó su vida por nosotros
Hay una condición para que Jesús pueda llamarnos amigos y no solo servidores: Hacer lo que Él nos manda, obedecerle, hacerle caso. Y cuando ya somos sus amigos, entonces nos revela su palabra. Jesús dio a conocer, les contó a sus amigos los discípulos los planes de su Padre, todo lo que el Padre le había dicho a Él que haría con la humanidad, en ese momento y en el futuro. Jesús hizo lo mismo que su Padre, Dios no le encubrió a Abraham sus planes, Jesús tampoco, Dice “Ahora les he llamado amigos porque les he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre”, un  verdadero amigo, te cuenta todas sus cosas, sino lo hace, es porque no le generas confianza, entonces no es tu amigo verdadero. El verdadero amigo te cuida, aconseja, defiende y nos hace ver nuestros errores, sin divulgarlos. Un amigo que nos ama de verdad, nunca querrá un mal para nosotros. Nunca nos pedirá que hagamos algo incorrecto o ilícito,

¿Cuantos de nosotros tenemos amigos que merezcan toda nuestra confianza, como para contarles cosas muy importantes y privadas, que no las puede saber cualquiera, sino solo los amigos de confianza? Así mismo Jesús nos eligió para contarnos los misterios del Reino de los Cielos, a sus amigos, los que hacen lo que Él manda. La amistad con Jesús no es incondicional. Su amor, sí. Él ama incondicionalmente a todo el que se le acerca en actitud humilde. ÉL dice: “El que a mi viene, no le echo fuera”.

Debemos tener claro el concepto de la clase de  vida que queremos llevar, para ser amigos de Dios. El apóstol Santiago dice en el  capítulo 4: v “3 Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastar en vuestros placeres. 4¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? Por tanto, el que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios5¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El celosamente anhela el Espíritu que ha hecho morar en nosotros?
 En el versículo 4, vemos como dice “Se constituye enemigo de Dios”. Me llamó la atención, porque no dice “Se constituye en enemigo de Dios” y con la ayuda del Señor en oración, entendí, que en éste pasaje, no aparece la sílaba en como prefijo, porque esta, solo se usa en casos en los que hay o deba haber un proceso, o bajo ciertas circunstancias. Ejemplo: Para decir: enladrillar, hay que preparar mezcla y ladrillos; para encerar, hay que echar la cera en el piso, o donde sea; para  encubrir, primero tiene que haber ocurrido algo, que se quiera cubrir, etc., pero aquí las Sagradas Escrituras  no hablan de procesos, ni de circunstancias. Porque se supone que si sabemos que no pertenecemos al mundo ¿Qué vamos a buscar en él? Simplemente, si queremos ser amigos del mundo, nos hacemos inmediatamente, enemigos de Dios. Así, sin procesos (V4 “el que quiere), con el solo hecho de desearlo ¿Por qué vamos a desear algo que lleva a la muerte eterna? ¿Acaso añoramos nuestra vida pasada? ¿Que nos dejó?  Nosotros tenemos la palabra de Dios que nos limpia y nos santifica, si la leemos y la aplicamos a nuestras vidas cada día. 1ª. Juan 15-17 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”

Que grande y hermoso es el resultado de hacer lo que Jesús nos manda. No solo nos llama sus amigos, sino que además permaneceremos para siempre. Estas cosas no provienen del Padre, sino del mundo; ¿y quien es el príncipe de éste mundo? Satanás, el principal enemigo de Dios, es por eso que al hacernos amigos del mundo, inmediatamente, nos constituimos, nos convertirnos, nos hacemos enemigos de Dios. Dios es Luz y en Él no hay tinieblas. La Biblia dice, que la Luz vino al mundo, pero el mundo, los hombres amaron más las tinieblas que la Luz
.

Jesús dio la vida por sus amigos, si somos sus amigos, ¿estaríamos dispuestos a dar nosotros nuestra vida por Él?  Piénsalo…