viernes, 31 de octubre de 2014


                                       


                          SIRVIENDO A DIOS SIN TRISTEZA

En el principio Dios creo al hombre a Su propia imagen. Él creó al hombre y a la mujer, los bendijo y les dio la orden de procrear y multiplicarse, llegar a ser una sola carne y formar una familia. Por medio de esa orden, el hombre pobló la tierra. Luego, el Señor apartó un gran número de personas para enseñarles leyes y mandamientos  y ordenanzas para un buen vivir, llegando a ser de ésta manera, el pueblo santo de Dios. Basados en el plan original de Dios, los seres humanos, creen que es normal al llegar a una edad adulta,  casarse  y procrear.
El esposo y la esposa, quienes se han convertido en un solo cuerpo, tienen que vivir juntos, con temor de Dios y cultivando amor verdadero y espiritual. Pero, analizando el aspecto  matrimonial y  lo que dice la biblia, respecto al servicio a Dios, en realidad es algo completamente diferente al pensamiento establecido respecto al matrimonio.
Veamos lo que dice el apóstol Pablo en 1°Corintios  7 (Leer todo el cap.)

Por lo que leemos en las sagradas  escrituras,  la iglesia de Corinto, era una de las más carnales (sino la más) de todas e inclusive, con casos serios de inmoralidad. Pero el apóstol Pablo, les llama “Santos”, porque también había entre ellos, personas verdaderamente  dedicadas al servicio de Dios. Vemos como en el primer versículo Pablo anota “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;” dice “escribisteis”  está hablando en plural, o sea que la carta la escribe una persona, pero está firmada por varias. Estas personas, estaban preocupadas por una situación específica, que se estaba presentando en la iglesia y deciden consultar a Pablo.
El apóstol responde entonces”  En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer;
pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido.
La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
Más esto digo por vía de concesión, no por mandamiento.
Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro.
Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse como yo;
pero si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
10 Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido;
11 y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.
12 Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone.
13 Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
14 Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.
15 Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
16 Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?
17 Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias.
18 ¿Fue llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.
19 La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios.
20 Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.
21 ¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte libre, procúralo más.
22 Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo.
23 Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.
25 En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
26 Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que hará bien el hombre en quedarse como está.
27 ¿Estás ligado a mujer? No procures soltarte. ¿Estás libre de mujer? No procures casarte.
28 Mas también si te casas, no pecas; y si la doncella se casa, no peca; pero los tales tendrán aflicción de la carne, y yo os la quisiera evitar.
29 Pero esto digo, hermanos: que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen;
30 y los que lloran, como si no llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen; y los que compran, como si no poseyesen;
31 y los que disfrutan de este mundo, como si no lo disfrutasen; porque la apariencia de este mundo se pasa.
32 Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor;
33 pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
34 Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su marido.
35 Esto lo digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
36 Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que quiera, no peca; que se case.
37 Pero el que está firme en su corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen, bien hace.
38 De manera que el que la da en casamiento hace bien, y el que no la da en casamiento hace mejor.
39 La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
40 Pero a mi juicio, más dichosa será si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

En primer lugar, Pablo se basa en algo que le escribieron (no sabemos qué), a lo mejor alguna pregunta, sobre casarse o no , a lo que él responde, que sería bueno para el hombre no casarse (es obvio que está hablando del hombre que sirve en la iglesia), pero para evitar que estuvieran en pecado de fornicación, les recomienda que se casen, que tenga cada uno su propia mujer, una sola, la suya, no dos, ni tres, ni tampoco la ajena; sino la suya propia. Luego, da consejos a los solteros y a las viudas y  les dice que a causa de no poder contener sus deseos sexuales, que se casen, porque es mejor estar casado, que ardiendo en esos deseos.
Miren hermanos lo que dice Jesús en Mateo 19 10 Le dijeron sus discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.
11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado.
12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
Jesús está hablando aquí sobre el divorcio, y basándose en lo que respondieron sus discípulos, Jesús aclara que hay eunucos, que se hacen eunucos ellos mismos, por causa del Reino de los Cielos. “Pero no todo mundo es capaz de recibir esto” No cualquiera tiene el don de continencia. Lo que Jesús, quiere decir es que muchos contienen sus deseos carnales, los sacrifican, para entregarse por completo al servicio del Señor, o del Reino de los Cielos. Cuando la persona se casa, tiene que cumplir con una serie de compromisos y obligaciones propias del hogar y, muy probablemente tenga  que cumplir un horario laboral y muchas cosas más que le impedirán dedicarse por completo a la obra del Reino. En los versículos 17 y 20 Pablo anota y recalca que él ordena en todas las iglesias lo mismo: Que cada uno haga de acuerdo a lo que el Señor le repartió y de acuerdo a como el Señor le llamó, de esa manera haga; o sea, así como estaba cuando él le llamó, así de esa misma manera quédese trabajando para el Reino de los Cielos. En el versículo 20 recalca “Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede”, luego en el 24, nuevamente repite “24 Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con Dios.” ¿Por qué será que Pablo repite tantas veces lo mismo?  V.26 Pablo creía  que es bueno quedarse soltero, porn la enseñanza de Jesús de acuerdo a Mateo 19 (luego lo veremos) y, porque la necesidad de predicar el evangelio era apremiante. Mientras más se acerca el fin, se incrementan en el mundo el pecado, la maldad, y las tinieblas. El desenfreno prevalece y el amor se enfría, como está escrito. Las personas ya no se esfuerzan ni se sacrifican, sino que son impacientes, se traicionan unos a otros, y van tras el placer.
Frecuentemente escuchamos noticias acerca de cosas inmorales que hace 40 o 50 años atrás no podríamos haber imaginado. Las personas se están manchando con más pecados y tinieblas, por lo cual no deberíamos asombrarnos por las terribles noticias.
Una de las cosas que mejor caracteriza a esta época es el cambio en la perspectiva acerca del amor entre un hombre y una mujer, así como también del matrimonio.
El mundo se ha convertido en un lugar sexualmente muy inmoral y corrupto. Las personas van tras la lujuria para mancharse a sí mismos, pensando que eso es amor. Las parejas comienzan a salir juntos a muy temprana edad y no guardan su integridad sexual. Si acaso la chica resulta embarazada, matan a su propio hijo.
Muchas personas se casan y se divorcian con facilidad, sin pensar en el dolor que causan a sus hijos. Algunos incluso piensan que la formalidad del matrimonio es muy inconveniente, por lo tanto se unen y viven juntos, y luego se separan muy fácilmente.
Pero los hijos de Dios por ninguna razón deben seguir este camino de tinieblas, sino que debemos mantener nuestros cuerpos y corazones santos y puros, tal como Dios desea. Nuestro propósito en la tierra no debe ser el de beber y comer, sino que debemos poner nuestra esperanza en el Reino de los Cielos.
Pero además cuando un servidor de Dios se casa,  necesita trabajar tiempo completo y es obvio que con una familia que atender, es muy difícil hacerlo. También está el hecho de que hay atender a las ovejas a cualquier hora, un pastor o lider, en muchas ocasiones, pierde incluso su privacidad. En muchos casos, la esposa no entiende que haya tenido que hacer tres o cuatro visitas después de un culto y, probablemente tenga que volver a salir a orar por algún enfermo o a hacer alguna liberación, etc.  Y si el apóstol Pablo creía que la necesidad de dar a conocer la palabra era apremiante en aquellos tiempos, ¿Qué podríamos decir de estos tiempos?
Pero el apóstol también dijo que él sabía que sería bueno para el hombre quedarse  en el estado que estuviera. En el verso 28, Pablo explica que al decir todas esas cosas, lo que quiere es evitarles o evitarnos aflicción de la carne, es decir sufrimiento. El verso 32 complementa éste sentir al decir que no quiere que estemos acongojados, y es que la vida matrimonial realmente trae consigo congojas, sufrimientos, aflicciones, preocupaciones, no solo a causa del esposo, sino también por los hijos. Aparte que demanda de mucho tiempo en ocupaciones que no son para el Señor. Vemos como muchos esposos y esposas se quejan de la desatención por parte de uno de los cónyuges, por estar inmersos en el trabajo eclesial. Por eso Pablo aconseja, que los que se dedican a la obra de Dios, es preferible que se queden solteros, o que no se casen  nuevamente, si han enviudado. El Señor sabe que es lo mejor para nosotros, y por eso nos advierte en su palabra lo que es mejor para nosotros, pero no hacemos caso y luego, nos estamos quejando. Miren lo que dice Proverbios19:3 “La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego contra Jehová irrita su corazón”. El Señor nos advierte, desobedecemos y después le echamos la culpa a Él de todo lo que nos pasa.  Pero, también dice el apóstol Pablo, que nos enseña esto para nuestro provecho V.35, para que actuemos honesta y decentemente y sobre todo para que no tengamos impedimento para acercarnos al Señor. Muchas veces hermanos, nuestras mismas familias son impedimento para acercarnos al Señor completamente y servirle de la manera que él lo merece y le agrada. Deuteronomio 6:5 dice: "Y amarás a JEHOVÁ tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". El tipo de hijos verdaderos que Dios anhela son aquellos que aman a Dios con todo su corazón, mente, alma, ser, sabiduría, y vida misma.
Si nosotros decidimos permanecer solteros por causa de su amor a Dios, entonces probablemente llenaremos  nuestros  corazones con la esperanza del Cielo pensando solamente en Él. Por el contrario, si nos casamos, nuestro  corazón se dividirá, y esa división es de por sí, un impedimento.
El v.39 habla sobre la mujer cuando queda viuda, dice que es libre para casarse con quien quiera, pero a su juicio sería mejor que se quedara viuda, es decir sin casarse nuevamente. Pablo aclara, que esa es su opinión, pero nos deja saber que él también al igual que cualquiera de los hermanos de esa iglesia “Tiene al Espíritu Santo”. Pablo lo aclara porque en esa Iglesia, había muchas personas que se le oponían y aún murmuraban, pero como vemos en otros pasajes, él  deja claro quién es él en el Señor.
El apóstol Pablo realmente vivió sólo para el Señor sin haberse casad, y por eso él podía disponer de libertad para ir por todas partes a predicar el Evangelio.
Pero no se debe mal interpretar esto ya que no significa que era permitido casarse en los días del Antiguo Testamento y que no lo es en el Nuevo Testamento a causa de la segunda venida del Señor que está cerca.
Ya sea en el Antiguo o en el Nuevo Testamento, lo correcto es casarse en el Señor, pero si usted que quiere vivir para el Señor sin tener que casarse, eso es algo aún más bendecido. Por supuesto que muchos patriarcas se casaron y tuvieron hijos según la Promesa de la Cultivación Humana. Patriarcas como Abraham, Isaac, y Jacob se tuvieron que casar para tener muchísimos hijos a fin de formar la nación de Israel.
Como es también el caso de Moisés, él vivió una vida fácil y dura a la vez al guiar a tantas personas, de modo que necesitaba alguien de buen corazón quien pudiera servir y ayudar a Moisés. Entonces Dios preparó la mujer idónea para él. Sin embargo en ninguna parte de la Biblia se especifica que profetas tales como Elías o Eliseo se hayan casado, pues ellos no tuvieron que hacerlo. Más bien, estando solteros, llevaron la Palabra de Dios las veces que lo deseaban.
Tenemos asimismo el caso de Juan el Bautista, quien preparó el camino del Señor y dedicó toda su vida a Dios para cumplir con su deber. Jesús dijo acerca de él que era el mayor de los hombres nacidos de una mujer.
En el caso del Apóstol Pedro, el discípulo de Jesús, la Biblia declara que él si tenía una esposa.
En 1 Corintios 9:5 leemos: "¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?" Al leer este verso podemos darnos cuenta que otros apóstoles, aparte de Pedro, también se casaron.
Si ellos hubieran conocido a Jesús a temprana edad en sus vidas, no hubieran deseado tener una esposa, ya que ellos estaban dedicando toda su vida como apóstoles.
¿Y qué de la profetisa Ana? Ella enviudó a los siete años de matrimonio. Perdió a su marido a una edad joven, y hubiera podido casarse de nuevo. Pero por causa de su amor a Dios, vivió sola quedándose durante mucho tiempo en el Templo en lugar de buscar un nuevo marido. Ella pasó 84 años en el Templo, ayunando y orando, sin casarse otra vez. Por ser una mujer de tal dedicación, recibió la gracia para reconocer al bebé Jesús que vino como el Salvador.
Igualmente, muchas personas piensan que casarse es algo natural, para los que sirven al Señor, pero la Biblia no lo enseña así.

Estas no son mis palabras, sino que son las Palabras de Dios escritas en la Biblia, la Voluntad de Dios de la que el Apóstol Pablo escribió bajo la inspiración del Espíritu Santo. De hecho, no muchos pastores predican este tipo de sermón en la actualidad porque no hay muchos creyentes que aman al Señor al punto de estar dispuestos a aceptar  esa palabra.

Para terminar, recordemos nuevamente lo que el Señor Jesús dijo a sus discípulos en Mateo 19:11-12 dice: "11 Entonces él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba".
Los "eunucos por causa del Reino de los Cielos" son aquellos quienes han dedicado sus vidas al igual que el Apóstol Pablo, permaneciendo solteros. Escoger el hecho de permanecer solteros es algo de mucha bendición para los creyentes, pero no todos pueden recibir ese don.
Si uno no tiene esperanza completa en la Nueva Jerusalén, o si no puede vivir solamente de acuerdo a la Palabra de Dios, entonces quizás le resulte difícil escuchar este mensaje, más si se está lleno de esperanza por la Nueva Jerusalén y anhelando la santidad con fe, entonces ciertamente recibirá esta Palabra.
Jesús dijo: "El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". Ustedes pueden recibir esta Palabra con gozo y pueden escoger el camino de mayor bendición ya que han aprendido claramente acerca del Reino de los Cielos y anhelan fervientemente la Nueva Jerusalén.
Si ustedes pueden poner la Nueva Jerusalén antes que cualquier deseo, no tendrán deseo por ninguna cosa preciada en este mundo. En realidad sé que hay muchos entre ustedes que han escogido este camino.
Pero no estoy diciendo que ustedes deben hacer un voto o una promesa, sin la consideración suficiente, ofreciendo sus vidas al Señor sin casarse. ¡Si ustedes pueden mantener esa promesa,  les será de gran bendición! Pero si ustedes cambian de opinión, eso les traerá grandes pruebas.
Si ustedes no tienen la confianza necesaria en sus corazones, en lugar de hacer un voto a la ligera, deben cultivar un corazón verdadero con anhelo y oración.
Un consejo del Señor, por medio del apóstol Pablo: Quédese en el estado en que está. No se busque congoja, no se busque aflicción. Trabaje para el Reino de los Cielos, buscando la Jerusalén Celestial.

Dios no nos obliga a casarnos o a que no lo hagamos. Debido a que tenemos libre albedrío, es bueno que nos casemos en el Señor, y es aún mejor que no lo hagamos para que podamos servir únicamente al Señor.
Pero Dios nos está permitiendo conocer que para aquellos que anhelan la Nueva Jerusalén, lo mejor es que no se casen de modo que puedan acercarse a Él sin impedimento.
Si estamos casados o no,  lo más importante es que nuestro corazón  ame a Dios en primer lugar. La razón por la que alguien determina no casarse,  no debe ser otra diferente, a su amor por Él.
Si  tomamos  la decisión de quedarnos solteros para Dios, Él ciertamente nos guiará hacia la Nueva Jerusalén. Nos enseñará las cosas que no comprendemos y nos  dará paz, así como también fortaleza, para que podamos hacer incluso las cosas que no logramos hacer por nuestras propias fuerzas.
Dios nos guiará a la Nueva Jerusalén al ver nuestra determinación porque  le estamos entregando al Señor algo muy precioso.
Si en realidad tenemos esperanza por la Nueva Jerusalén, les animo a que seamos lo suficientemente sabios  para escoger lo que es mejor.
Asimismo, para aquellos que ya están casados, deben amar a Dios en primer lugar, más que a su esposo o esposa. Ese es el mandamiento
¡Yo ruego en el nombre del Señor, que todos ustedes cultiven ese amor en sus corazones y que se adornen a sí mismos como novias santas y puras para el Señor!      AMEN

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