Vamos a tratar tres puntos
claves, que son a su
vez, las tres primeras cosas que se presentan en la vida de una persona cuando
Dios tiene misericordia de ella, y es llamada o apartada para salvación.
1°-Nos arrepentimos
y pedimos perdón (Hechos 2: 38) (Mateo: 6:12 al 15)
2°-Nos bautizamos en agua
(Mateo 3:11)
3°-Damos frutos de arrepentimiento (Mateo 3: 8)
1º Arrepentimiento - Perdón
En primer lugar, debemos tener
muy claro lo que es el arrepentimiento. Según el glosario de la Biblia
Devocional y de Estudio, y según el
diccionario de la R.A.D.L.L.E; arrepentirse es sentir profundo dolor y
tristeza por algo que se ha hecho. Pero además
de esto hermanos, este
arrepentimiento ha sido producido por
una gran frustración y amargura (Lucas 22: 61 y 62) dice que Pedro lloró
amargamente. Ahora bien, ¿por qué Pedro lloró amargamente?... porque se
arrepintió, se arrepintió de haberle negado,
sintió remordimiento cuando
vio el rostro del Señor
ensangrentado, y todo herido,
muriendo por los pecados de él. Pobre Pedro,
después que le había dicho a Jesús que
estaba dispuesto a ir con el no solo a la cárcel, sino aún,
hasta la muerte.
Pero cuando en el libro de los Hechos se nos habla sobre el
primer discurso de Pedro, en el capítulo 2 ver.28, donde Pedro les responde a
los que le preguntan: ¿entonces hermanos que haremos? Pedro responde sin
titubear: “arrepiéntanse”. Él sabía lo
que estaba hablando, tenía autoridad moral para hacerlo, porque había
experimentado (un) arrepentimiento, cual no hay otro.
Por estos días, encontré en Facebook,
algo que escribió un amigo. Decía mi amigo: “Las lágrimas más amargas que se
derramarán sobre nuestra tumba, serán las de las palabras no dichas y las de
las obras inconclusas. Por eso, yo no me arrepiento de nada. El que se arrepiente de lo que ha hecho,
es doblemente miserable”- Hermanos, esto, es una filosofía absurda e
irracional. El que dice que no se arrepiente de nada o que no tiene nada de que
arrepentirse, es una persona soberbia, contumaz.
Alguien que no reconoce sus errores o equivocaciones, y por lo cual nunca se
corregirá, porque piensa que está bien. Es sabio en su propia opinión. Hay
personas que durante su vida han hecho y
deshecho; han herido, ofendido,
humillado, ultrajado, han indispuesto a
alguien, han mentido, han sido infieles.
Esto, para no mencionar cosas peores. Todos, sin excepción en algún momento de
nuestras vidas nos tenemos que arrepentir de algo. Porque somos imperfectos,
nos equivocamos, tomamos decisiones incorrectas, o actuamos egoístamente, o
somos orgullosos, o como se dice comúnmente, miramos a la gente por encima del
hombro. Cuando hacemos lo contrario a lo que dice Dios en su palabra, estamos
pecando. Lo estamos defraudando. De éstas cosas también nos tenemos que
arrepentir cuando llegamos a los pies del señor. No es sólo si hemos robado o
fornicado o adulterado; o como creen algunas personas que solo de los “pecados
grandes”. Es que nos tenemos que arrepentir. No es así, ya que para Dios no hay
pecado grande o pequeño, todos son pecados.
Por eso dice en la carta de Pablo a los romanos:
“por cuanto todos pecaron y están destituidos de la
gloria de Dios”. Todos cometemos pecados
y todos nos tenemos que arrepentir. Tampoco es como dicen algunos: “yo no le hago mal a nadie, no me
meto con nadie, etc. pero mienten, fornican,
se quedan con algo que les prestan, o dicen alguna verdad a medias, (lo
cual también es mentir),
Hermanos, en la biblia está
escrita la manera como Dios quiere que vivamos o como quiere que nos comportemos.
Pero, Por otra parte, y para hacer nuevamente alusión a lo que dijo
mi amigo en cuanto a que “las lágrimas más amargas que se derramarán sobre nuestra tumba, serán las de las
palabras no dichas y las de las obras
inconclusas”… déjenme decirles, que en esto tiene razón porque muchas veces
tenemos que arrepentirnos de lo que no dijimos, cuando debíamos haberlo dicho y
de lo que no hicimos; porque esto,
también es un pecado. ¿Saben cómo se llama este pecado? “pecado por omisión”. En otras palabras: negligencia,
desinterés, falta de atención, pereza. Ahora bien, ¿qué dice la biblia con
respecto a esto?
En el libro de Josué, el capítulo
1, está lleno de recomendaciones o de
llamados a esforzarse, a ser valientes, a no desmayar; porque Dios está con
nosotros. El Señor le dijo a Josué, que así como estuvo con moisés, estaría con
él. En el ver. 2 le dice:” ¡Levántate!” Y
pasa el Jordán tú, y todo éste pueblo”…
y podemos estar seguros que así como estuvo con Moisés y con Josué, estará con
nosotros si somos buenos y nos
esforzamos, si no tenemos temor y no desmayamos, como dice en 2ª. De Crónicas
19: 11.
El pecado de omisión se
comete, cuando dejamos de hacer algo bueno o importante contemplado en las ordenanzas del Señor, para beneficio
de alguien o de algunos o en pro de
algo. Luego, si causamos un perjuicio o dejamos de causar un beneficio por
nuestra omisión, tenemos que arrepentirnos,
ya que la palabra de Dios dice que
“el que sabe hacer lo bueno y no lo hace, se le cuenta como pecado” (Santiago
4: 17). Además, tenemos un ejemplo muy claro en las escrituras con respecto a
esto en el evangelio de Mateo, capítulo
25 del ver. 31 al 46. allí dijo Jesús: “porque
tuve hambre y no me diste de comer, tuve sed y no me diste de beber,
estuve desnudo y no me cubristeis…” así que hermanos, este pecado es igual a todos los demás y por esa razón también de esto
nos tenemos que arrepentir; porque ya
vimos como el señor nos va a decir: “por
cuanto no lo hicisteis a uno de estos pequeños, a mí no lo hicisteis, apartaos
de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” . Y es que al Señor no le podemos salir con
excusas: ¡ay! Señor es que yo… es que yo… Es que yo nada hermanos. Alguien dijo alguna vez que el camino al infierno está lleno de
buenas intenciones. No podemos salir con que no tuvimos tiempo, o no sé qué. El
señor nos está dando ahora la oportunidad, para que visitemos al
vecino enfermo, a la mujer que enviudó, a los hermanos o a cualquier persona que tenga. Necesidad de
algo. De consejo o de apoyo moral o espiritual o alguna necesidad económica o de cualquier otra índole material. Si no tenemos dinero, seguro vamos a encontrar
alguna forma de hacer el bien, de ayudar, haciendo alguna diligencia a alguien
que no se puede desplazar, esperando el
turno en una fila a una anciana o mujer
embarazada, etc. recordemos que de
acuerdo a la Biblia, la fe sin obras es muerta. Podemos estar seguros
que si tenemos en nuestro corazón el deseo de servir, Dios nos va a proveer
o nos va a indicar de qué manera quiere que lo hagamos. Entonces no nos resistamos. El apóstol Pablo le dijo a Timoteo: “procura con
diligencia presentarte ante Dios aprobado, como
obrero que no tiene de que avergonzarse, que usa bien la palabra de
verdad” (2ª Timoteo 2:15). Cuando nos avergonzamos de algo, hermanos, lo más
seguro es que luego nos arrepintamos;
entonces debemos ofrecer disculpas o pedir perdón. Aquí, el apóstol Pablo está exhortando a Timoteo que “procure con diligencia”.
¿Para qué? para que después no tenga que arrepentirse por haber sido
negligente. Otra recomendación acerca de
no ser negligentes, la encontramos de
parte del rey Salomón en su libro de Eclesiastés,
cuando dice en el capítulo 9: 10 “todo
lo que te venga a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas, porque al seol a
dónde vas, nada hay”. Seamos
diligentes hermanos, no pequemos
por omisión.
Ahora bien, ¿por qué nos tenemos que arrepentir?
Para que el Señor nos perdone. Porque el verdadero arrepentimiento comienza
perdonando a los que nos hayan agraviado, porque si no perdonamos, el Señor tampoco nos perdonará a
nosotros. (Mateo 6: 14-15).
2° Bautismo
Después del arrepentimiento y el perdón, nos
bautizamos en el nombre de nuestro señor Jesucristo y
recibimos al Espíritu Santo de Dios.
Entonces comenzamos una nueva vida, como hijos de Dios. Somos nuevas criaturas.
Hermanos, el bautismo en agua es
una representación y una
confirmación del nuevo nacimiento ante
el mundo. El bautismo, opera para arrepentimiento
y perdón de pecados. Es por esa razón
que tenemos el deber de perdonar. Es, en
sí mismo un paso de obediencia, de lo cual el mismo Jesús nos dio ejemplo
(Mateo 3: 15) cuando le dijo a Juan Bautista: “porque así conviene que
cumplamos toda justicia”. Jesús no tenía que arrepentirse de nada, porque era
sin mancha; luego entonces, vemos que el bautismo no opera para salvación
puesto que Jesús es el salvador; pero lo hizo para darnos ejemplo de
obediencia, justicia e igualdad. Como quien dice: “la ley entra por casa”.
3° Damos frutos de arrepentimiento
En Mateo 3:8, Juan Bautista hablo acerca de “dar
frutos dignos de arrepentimiento”. Pero para que podamos dar esos “frutos“,
tendríamos que haber experimentado el
verdadero arrepentimiento. Y ¿cuál es el verdadero arrepentimiento? No volverlo a hacer. Veamos:
A la mayoría de las personas
que Jesús sanaba les decía “vete
y no peques más”, Eso significa concretamente que tiene que haber un
cambio radical en nuestras vidas. Es dejar de hacer lo malo y comenzar a hacer
el bien, o lo bueno. Es dejar de ser negligentes y comenzar a ser diligentes. Hacer todo lo
que he venido aplazando o postergando y
que la gente comience a verme como alguien que cumple su palabra o sus deberes.
Vamos a hacer lo que debemos hacer y lo que dejamos de hacer, para cumplir la
palabra en aquella parte que dice: “Siervos
inútiles somos, porque lo que debíamos
hacer, eso hicimos”. El señor Jesús dijo en algunas ocasiones: “por sus frutos
los conoceréis”. Esos son los frutos dignos de arrepentimiento. Las buenas obras o el buen proceder que se
dan como resultado de la nueva vida en cristo Jesús.
Hermanos, arrepintámonos,
confesemos nuestros pecados al señor (Mateo 3:6) pidámosle perdón y tomemos la
firme decisión de no volver atrás, porque el que vuelve atrás se hace
transgresor. Miremos lo que dice Jesús en Juan
5:14: “después le halló Jesús en el templo y le dijo: mira, has sido
sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor”. Recordemos que Dios no puede ser burlado, las
cosas del Señor son serias y son para bendición en nuestras vidas. Cuando le
buscamos, ya él no nos va dejar ni nos va a desamparar, puesto que ya somos sus
hijos con todos los beneficios que eso implica. Evitemos las tentaciones. Apartémonos de quien nos quiera apartar del camino del Señor.
Pidámosle que nos dé discernimiento espiritual para saber cuándo alguien muy
sutilmente lo está haciendo, pues
se está dejando usar por satanás. Recordemos que solo el que persevera hasta el
fin será salvo.
Amen. Que Dios los
bendiga.
Calepafo55@hotmail.com
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