CUANDO NO
CONOCEMOS A DIOS
JUECES 2: 1-10
“Y
toda aquella generación también fue
reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos una generación que
no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”.
Por
lo que dice la palabra de Dios, vemos que
luego que murió moisés, lo sucedió Josué, que después también murió, y
todos los ancianos que quedaron vivos después de Josué, también murieron, los
cuales eran los que habían visto todas las maravillas que Dios había hecho con el pueblo de Israel:
la división del Mar Rojo, el agua de la peña de Horeb en el desierto, el pan
del cielo (Maná), las Codornices, la
duración de la ropa del pueblo en el desierto, por cuarenta años, al igual que
el calzado… y pare de contar. Pero… quedaron los o bisnietos, los tataranietos;
en fin, una nueva generación que no
conocía a Jehová, ni las grandes cosas
que Jehová había hecho con el pueblo de
Israel. No conocían literalmente a Jehová, porque no vieron con sus propios
ojos las cosas que poderosas que Jehová había hecho a Israel. Pero no obstante
si las conocían por tradición oral; porque
sus antepasados se las habían contado y estaban escritas. Ellos sabían
que había un Dios todopoderoso que se llamaba Jehová. Pero realmente no le conocieron porque no lo vieron
con sus propios ojos y, se alejaron del
Dios de sus padres sin recordar todas las cosas prodigiosas que Él, Jehová,
había hecho y se contaminaron con las
costumbres paganas de las naciones a las cuales habían llegado porque allí los había llevado Jehová, con la promesa
de entregarles todos esos reinos y aquellas tierras, pero con el compromiso de
parte de ellos de no contaminarse. Pero prefirieron a sus dioses, porque a éstos
si “conocieron” porque podían verlos, porque tenían una imagen a la cual podían
tocar, adornar, adorar o arrodillarse ante ellas.
Aunque desde el comienzo del
éxodo, el Señor le advirtió al pueblo de Israel, que no se contaminaran con las
costumbres de las ciudades a donde Él los llevara, aunque les dijo una y mil
veces que se convirtieran los otros pueblos a ellos y no ellos a los otros
pueblos; no lo hicieron, fueron
desobedientes, y fue allí donde al dedicarse a adorar otros dioses, se fueron
olvidando de su Dios Jehová, hasta que llegó el tiempo de las generaciones que
no le conocían. En el libro de Hechos de los Apóstoles, capitulo: 17 verso 16,
encontramos como los atenienses tenían
en su templo muchos altares a diferentes dioses, pero entre ellos el
Apóstol Pablo encontró un altar con una
inscripción en la que decía “al Dios no
conocido” y, es que ellos habían levantado
ese altar, porque sabían que había un Dios
que hacía maravillas, pero decían que no le conocían, porque nunca le habían visto, porque no tenían una imagen de Él, una imagen
a la que adorar, ante la cual arrodillarse. Así mismo, hoy, hay gente que no
sigue a Dios, porque no le ve. Prefieren ir tras supuestos santos, porque
tienen una imagen ante la cual se pueden arrodillar, una imagen que pueden ver
y tocar. Pero hermanos, el señor Jesús
dijo “bienaventurados los que sin ver creyeron” y también dice el Apóstol en 1ª de juan 5:4 “esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe” y
es así, porque es por fe, que vive el
cristiano, fe, es creer en un Dios todopoderoso, que aunque no le veamos,
sabemos que le hay y está presto a
nosotros. En 2ª de Corintios 5:7, nos dice el Señor por medio del Apóstol Pablo, que no
es por vista que andamos, sino por fe.
Pero
hermanos, lo peor que le puede pasar a alguien, es no conocer a Dios. Porque no
conocer a Dios, es no saber las cosas que Él puede hacer por nosotros (Jeremías 33:3), no conocer a Dios es vivir en la oscuridad
(Juan 8:12 y 3:19), no conocer a Dios es estar ciego (Juan 9:35), no conocer a
Dios es estar muerto (Lucas 9: 59-60), (Efesios 5:14), (Colosenses .2:13).
Pero
hay una situación más importante y complicada aún, y es cuando no conocemos a Dios, pero creemos
que le conocemos, porque vamos a la iglesia, oramos de vez en cuando o nos
sabemos una que otra historia de la biblia; quizá hasta servimos en el templo,
pero no conocemos a Dios. Porque si le conociéramos, no nos mezclaríamos o no nos complaceríamos con cosas que el
abomina. Porque cuando uno no conoce a Dios,
es cuando mezcla su fe, se extravía, se
revuelve. Porque cuando no conocemos a Dios, no le tememos y, por lo tanto somos susceptibles a cualquier otra doctrina o
creencia; o podemos caer fácilmente en
un abismo de perdición. O… podemos mezclar nuestra fe. Como la gente de Atenas, de los que ya
hablamos, que mezclaron su fe y tenían una cantidad de altares a distintos
dioses y a todos adoraban; entre ellos al “Dios no conocido”. Creían en todo y al final, no creían en nada.
En una ocasión escuché una oración, o más bien un rezo de alguien que pedía a Dios
todopoderoso por el alma de alguien que había fallecido, pero al mismo tiempo
dedicaba el rezo a una señora reina del cielo y del universo cuando la Palabra
de Dios dice claramente que la adoración a la reina del cielo le provoca a ira (Jeremías 7:18).
Por
otra parte, y en cuanto a ésta reina del cielo, la biblia no menciona otra
reina en el cielo mientras que si dice que hay un Dios de dioses, Rey de reyes y Señor de
señores a quien se debe dar todo honor, gloria y honra; y de quien además dice
la palabra de Dios, es el único mediador entre Dios y los hombres. Como vemos,
la Biblia enseña claramente que el cielo no ha reina, pero si un gran Rey y
Todopoderoso Dios.
¡Hermanos!
Si la gente conociera verdaderamente a Dios, no mezclara su fe. Creen, que
porque están rezando, encendiendo velas o quemando incienso, están haciendo
bien, y por desconocimiento de la palabra de Dios, creen que a Él le agrada
eso. La palabra de Dios enseña claramente cómo abominó Él fuegos que encendieron
e inciensos quemados que no había pedido. Jehová es el mismo ayer, hoy y por
los siglos, Él no cambia y si lo abominó ayer, lo abomina hoy. Por otra parte,
también dice que no quiere sacrificios. Lo único que nos dice es “Si supieras
lo que significa Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los
inocentes” (Mateo 12:7) Lo que Dios quiere es que seamos misericordiosos y no
levantemos el dedo acusador. Lo único que necesitamos para acercarnos a Dios es
un corazón contrito y humillado (Salmo 51-17) dispuesto a conocer a Dios, a servirle y a
amarle con toda nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas y a amar a
nuestro prójimo (Todos los seres humanos incluso nuestros enemigos). No
necesitamos, holocaustos, sacrificios, flagelaciones, peregrinaciones ni nada
de eso. El Salmo 40:6 dice “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis
oídos; Holocausto y expiación no has
pedido”. Pero, cuando no conocemos a Dios,
mezclamos creencias. Pensamos, que si le
ofendemos, Él se contentará con un “regalo” o una “penitencia” que paguemos;
aunque después sigamos cometiendo los mismos pecados una y otra vez. Estas
creencias no están basadas en la palabra de Dios, en relación a la Nueva
Alianza en Cristo, ni a la salvación por medio de su gracia.
Cuando uno no conoce a Dios cree en todo, vive
enredado. Jueces 2: 11, 12 y 13 (leer). Se fueron tras otros dioses, se
mezclaron, se enredaron con las creencias y las costumbres idolátricas. Así mismo, hoy día, la gente mezcla su fe no
solo con idolatría, sino, con pornografía, con adulterio, con fornicación con
mentiras; se contaminan, porque se enredan y disfrutan de cosas que Dios
abomina. Voy a dar un ejemplo hermanos: muchas veces, sin darnos cuenta,
cantamos canciones que tienen letras abominables, otras, vemos novelas o
películas con un contenido obsceno. Las novelas, aparte de ser una mentira,
presentan situaciones de adulterio, fornicación, homosexualismo, maldad, injusticia,
explotación, calumnias, etc. Y nosotros disfrutamos de eso. Quiere decir, que
nos revolvemos y nos mezclamos en cosas que desagradan a Dios. Incluso, algunas
conversaciones son desagradables a los oídos del señor. El apóstol Pablo dice
que “las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” y dice que “aún
es vergonzoso, mencionar lo que algunos dicen en secreto”. Aún he
escuchado a jóvenes cristianos defender
vehementemente cantantes que son drogadictos, homosexuales y hasta satanistas.
El creer en Dios, pero no creerle a Dios, hace que mezclemos nuestra fe
cristiana con cosas abominables, el creer conocer a Dios, pero no aceptar el
hecho de que debemos ser santos, por temor al qué dirán, o por no querer dejar
las tradiciones de nuestra familia, nos hace creer en Dios a medias, y pensamos que porque como
él es amor, nos pasará todas nuestras abominaciones por alto. Pero hermano, Él
dice en su palabra que no dará por inocente al culpable.
Ahora
bien; cuando conocemos a Dios, pero nos apartamos de él y nos portamos como si
no le conociéramos, entonces se
manifiestan en nuestras vidas las
consecuencias lógicas de esa separación.
1ª. CONSECUENCIA DEL ABANDONO. JUECES 2: 19
AL 23.
Jehová
se cansó de ayudarles y de darles la victoria sobre las ciudades a donde los llevaba, porque se extraviaban
tras los dioses ajenos y hacían sólo lo
malo. Así es que los abandonó, o mejor dicho los dejó para probarlos a ver si
se volvían a él, al pacto que Jehová
había hecho con sus antepasados.
Cuando nos apartamos de Dios y
nos portamos como si no le conociéramos, Él nos abandona, nos deja, para ver si
recapacitamos respecto a las cosas tristes o dolorosas que nos pasan cuando nos
separamos de él. Nos deja, para ver si somos capaces de reconocer nuestro
error, humillarnos y pedirle perdón.
En
éstos capítulos de Jueces, la biblia nos
enseña, como cuando el pueblo clamaba a
Jehová, el respondía y los defendía y los sacaba de la angustia, del hambre o
les daba la victoria, si el clamor era por motivo de guerra. ¿Por qué tenemos
que mezclar nuestra fe? ¿por qué tenemos que exponernos al abandono del señor?
¿Qué necesidad tenemos de clamar en angustia?
2ª. CONSECUENCIA DE LAS MEZCLAS. JECES 3: 5 Y
6.
“Así
los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos,
heveos, y jebuseos. Y tomaron de sus hijas por mujeres y dieron sus hijas a los
hijos de ellos y sirvieron a sus dioses”. Que tristeza para Dios, su pueblo
escogido hizo todo lo contrario a lo que Él les había dicho y se lo había
advertido una y otra vez. Hicieron como decimos comúnmente “yugo desigual”, ¿Pondría
usted a cuidar un rebaño de ovejas a lobos feroces? ¡Por supuesto que no!
Permítanme ponerles otro ejemplo: Si a mí, alguien en los carnavales me dice:
“Ay, como yo no soy de aquí y estoy recién llegada, y nunca he visto el carnaval, hazme el favor
de llevarme a la batalla de flores”
Si yo voy y la llevo, ¿Qué va a pasar? ¿Me voy a mezclar en esa abominación, para tener contenta a mi amiga? A mí no me
debe importar lo que mi amiga piense o si se quiere poner brava Me debe
interesar lo que el Señor piense de mí. Debo cuidar mi fe y aparte, mi
testimonio.
Cuando uno se mezcla con cosas que Dios abomina o con gente que no
vive según las reglas de Dios; termina
sirviendo a otros dioses, haciendo las
mismas abominaciones, como el pueblo de Israel. Otro ejemplo iglesia: cuando
trabajamos o estudiamos en lugares seculares
o con gente que no teme a Dios, cuando todo nuestro entorno es de inconfesos, o
de personas que solo piensan en hacer el mal (pecado), o cuando nos damos
cuenta que nuestros amigos a los que tanto queremos, no viven de acuerdo a lo
que nosotros hemos aprendido en el Señor por su palabra; debemos buscar la
forma de predicarles de acuerdo a lo que necesitan sus vidas. Y si no es
posible que acepten a Jesús, entonces debemos apartarnos para evitar su
influencia sobre nosotros. Recordemos
que el Señor le dijo al pueblo de Israel “salid de en medio de ellos pueblo mío”
y también “que se conviertan ellos a vosotros, no vosotros a ellos”. Pero
sabemos que el pueblo de Israel no hizo caso y de allí, todas las
consecuencias por la desobediencia al
mezclarse, tanto, que hasta emparentaron
con las gentes de pueblos paganos. Hicieron yugo desigual.
Debemos
tener mucho cuidado al elegir nuestras
amistades, al elegir la persona con la
cual vamos a pasar el resto de nuestra
vida, al buscar un trabajo o empleo, debemos procurar que sean afines a
nuestras creencias, principios y valores para evitar problemas posteriores como separaciones, divorcios, contiendas
contradicciones, etc. (empleos decentes en lugares decentes). Procurar no hacer trabajos que vayan o estén
destinados al culto o servicio a satanás. (Ej. Dios momo- Baal). Muchas veces, por no pensar bien, o por ganar dinero, terminamos sirviendo a
otros dioses, terminamos mezclados,
revueltos, sin habérnoslo propuesto.
3ª. CONSECUENCIA DE LA INDIFERENCIA. JEREMIAS 6: 16 AL 19.
No
obedecemos, no escuchamos, nos hacemos indiferentes a la voz de Dios, “no
paramos bolas”, nos hacemos los sordos y
decimos: “después yo me arreglo con Dios, y le pido perdón, ahora yo voy a
disfrutar la vida y voy a divertirme. Yo
tengo mis propios planes”
Cuando
uno no conoce a Dios es indiferente a los propósitos que Él tiene con uno.
Muchas
veces hermanos, nosotros, creemos que
podemos negociar con Dios.
Pero…
¿por qué?
Porque no le conocemos. Y entonces, nos hacemos indiferentes a su concejo. Tenemos que conocer a Dios para
poder seguir sus planes, en los cuales
estamos incluidos nosotros, saber cuál es el propósito que él tiene con
nosotros para el futuro. Hay en la
biblia, un gran ejemplo de cumplimiento de la palabra de Dios y de sus
planes. Veamos 2ª de reyes, todo el capítulo el cap. 23 del 1 al 27. Josías se levantó y tomó una decisión
diferente, quitó las imágenes, las
quemó, arregló el templo, etc. Porque Josías no fue indiferente a la palabra de
Dios. Él dijo: “todo lo que diga el libro, yo lo voy a hacer”. Hermanos todos
somos dueños de nuestras decisiones; pero como en el pasado, así mismo hoy, una
de las cosas que afectan las familias, a los hogares, y más concretamente a los
jóvenes, es la consecuencia de la
indiferencia de los padres que se dicen cristianos, con respecto al propósito
de Dios en sus vidas. Si los hijos no ven el ejemplo de no ser indiferentes a
las cosas de Dios, a vivir una vida
conforme a su propósito, ellos en
consecuencia harán lo mismo. No prestarán atención, serán indiferentes a su
voz. Los primeros sacerdotes y profetas en los hogares, tenemos que ser los
padres, para poder ejercer influencia
directa sobre ellos. ¿Cuantos de
nosotros tenemos una relación íntima con Dios en nuestras casas? Cuando usted y yo hagamos eso, tendremos una familia conforme a la voluntad de Dios.
4ª. LA CONSECUENCIA DEL DOLOR. JUECES 2: 13 AL 19.
Cuando
se apartaban de Dios, para ir tras dioses ajenos y servirles, Jehová los
afligía grandemente, entonces volvían a
buscar a Dios y le clamaban, y Dios les ponía jueces que los dirigieran y guiaran,
pero cuando el juez moría volvían a hacer
lo malo, una y otra vez, y Jehová los afligía
y sufrían; porque cuando uno no
conoce a Dios, vive sufriendo, vive en una condición de dolor. Vean hermanos, hay algo seguro, y es que hay mucha gente que
cuando va a la iglesia, es porque seguro están pasando por una situación de
dolor, por un momento difícil. Pero
luego el Señor los saca de esa situación, cualquiera que sea, y se vuelven a
desaparecer, y si uno se los encuentra por allí y les pregunta ¿oye por qué no has vuelto a la iglesia?, sacan
miles de excusas, el trabajo, los niños
el embarazo, la enfermedad, el viaje, cualquier cosa. ¿Pero saben por qué hermanos? Porque el dios que ellos conocen es el que
los saca de la situación de dolor, de la aflicción, es únicamente el Dios que
los levanta cuando están caídos.
Entonces la única forma de acercarse a él es estando en aflicción. Hay personas, dentro del pueblo de Dios, a
las que el Señor ama tanto; pero son tan
testarudas y rebeldes, que la única forma que pueda estar cerca de Él
clamándole, buscándole es manteniéndolas bajo circunstancias de dolor o
aflicción. Él sabe, que el dia que quite
la aflicción de ellas, las perderá.
.
En
el libro de los Jueces,
hay una oración generalizada, y es la que se hace en momentos de crisis. Como
la de sansón en el capítulo
16: 28.
Porqué
esperar los peores momentos para clamar a Dios, por sanidad, crisis económica,
problemas de familia, amenazas de muerte, etc. Por qué no vivir agradecidos con
Dios diariamente, y alabarle y bendecirle y adorarle por todas las maravillas
que hace para con nosotros todos los días de nuestras vidas y clamar por su protección para que nos libre
de aflicción; no para que nos saque de ella, cuando ya no podemos más con
nuestras propias fuerzas, porque Él nos ha abandonado por nuestra infidelidad repetitiva
y nuestra indiferencia. Porque cuando no conocemos a Dios, sólo le
buscamos como un último recurso, y como queremos conseguir la solución al
problema o un milagro, entonces le decimos: “Señor si me concedes lo que te
estoy pidiendo, me entrego a ti”. Porque cuando no conocemos a Dios, no sabemos
que Él hace sólo su voluntad, la cual además es agradable y perfecta.
Porque
cuando no conocemos a Dios queremos condicionarlo.
Porque
cuando no conocemos a Dios, pensamos que podemos engañarlo, conseguir lo que
queremos y después olvidarlo.
Recordemos
que por la infidelidad del pueblo de Israel, el llamado pueblo de Dios, fue desechado;
y muchos murieron. Y Jehová se hizo a un
nuevo pueblo, por medio de la promesa que hizo a Abraham. Ese pueblo somos nosotros, el pueblo de la
promesa, con el pacto renovado. Nosotros, los gentiles según el apóstol Pablo. Por último hermanos, quiero regalarles un
versículo para meditar. 2ª-timoteo 2-4.
NO SE MEZCLEN CON
FIESTAS PAGANAS- LAS FIESTAS NAVIDEÑAS ¿SON REALMENTE CRISTIANAS?
¿Y HALLOWEEN Y CARNAVALES?
Es hora de salir de la ignorancia con respecto a las cosas
que realmente desagradan a Dios. Conozcámosle, para poder comportarnos como a
Él le agrada.
Que Dios les bendiga.
Calepafo55@hotmail.com