lunes, 4 de febrero de 2013

A MI, TAMBIÉN ME HICIERON UNA GRAN FIESTA


A MI, TAMBIÉN ME HICIERON UNA GRAN FIESTA




Lucas 15 del verso 11 al 32.


“Parábola del hijo pródigo”

“También dijo: un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde;  y les repartió los bienes.
No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas  que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí  perezco de hambre!
Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.
Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.
Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas;  y llamando a uno de los criados, le preguntó que era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo a su padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino éste tu  hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él  el  becerro gordo.  Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo; y todas mis cosas son tuyas. Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se  había perdido, y es hallado”.
La parábola del hijo pródigo así como las dos que la preceden en el  mismo capítulo 15, (la de la oveja perdida y la de la moneda perdida) nos muestran en forma progresiva  el ilimitado amor de Dios por los que tienen la gran  necesidad  de ser rescatados y salvados del pecado. Él está dispuesto a perdonar a todos los que se vuelvan a él.
 Los versos del 11 al 16, nos muestran a un hijo deseoso de apartarse y alejarse de la casa paterna para vivir una vida a su acomodo, malgastando toda su herencia, sin que nadie le vigilara o le pudiera decir algo. Pero  luego cuando se queda sin nada, incluso, sin algo para comer y, sintiendo hambre  quería comer  de la comida de los cerdos, pero dice la Biblia, que nadie le daba. Sigue diciendo la escritura en los versos 17 y 18: “Volviendo en sí  dijo: ¡Cuantos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre. Me levantaré e iré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como a uno de tus jornaleros”. Cuán grande  sería el hambre y las necesidades de éste hijo, que olvidándose del dolor y el disgusto que había causado a su padre, reflexiona y  recuerda que tiene un padre adinerado  y una casa con muchos empleados, los cuales tenían comida en abundancia, mientras que él se estaba muriendo de hambre.
Vamos  a analizar 5 puntos  que se destacan en éstos dos últimos versículos, de los cuales extractaremos lo que yo  llamo la esencia de éste pasaje, para aplicarlo a nuestras vidas si estamos apartados de nuestro Padre Dios o, si  en algún momento,  o por alguna razón hemos pensado apartarnos.

1° Dice el verso 17 que “Volviendo en sí” el hijo pródigo,  despertó de su  fantasía, de su sueño ilusorio, reflexionó y se arrepintió de lo que había hecho.  ¿Sabes? Si te fuiste del  lado de tu Padre, de nuestro Padre Dios, El hoy te dice: Vuelve en ti, arrepiéntete y reflexiona sobre todo lo que has hecho. Malgastaste el dinero que tu Padre te dio, malgastaste la vida que tu padre te dio, malgastaste toda la herencia que tu Padre te dio, menospreciaste el consejo que tu padre te dio.  Vuelve en ti.  Si ya lo hiciste, al igual que el hijo pródigo, ahora podrás decir:
2° Verso 18 “Me levantaré”. Levántate, ese es el siguiente paso  después de que te despiertas. Toma una decisión. Levántate para que puedas  encontrar una salida, una solución a todos  los problemas  y necesidades  que ahora tienes como consecuencia por haberte alejado de tu padre. Levántate para que puedas luego decir como el hijo pródigo:

3° “Iré a mi padre”. Si no te levantas no puedes avanzar, no puedes caminar. Ve al  Padre, a tu Padre. Él  está  esperando por ti. Él tiene sus brazos abiertos
Para recibirte cuando tú quieras volver. Aun  cuando tu mundo  esté desmoronado, hecho pedazos, Él te recibirá con los brazos abiertos. Ve al Padre. El hijo pródigo fue a su padre. Se dio cuenta que había actuado mal, que había ofendido no solo a su padre sino también a Dios y no tubo más remedio  después de reconocer su error, que ir a él. Y dice la Palabra de Dios, que después de volver en sí, levantarse y decir: Iré a mi padre, también dijo:

4° “Y le diré”.  Tienes que hablar. El Señor dice en su Palabra (Proverbios 28:13) que el que confiesa sus pecados, alcanzara misericordia. Habla. El Señor quiere escucharte. Está esperando que hables. Dile que reconoces tu error, que estás arrepentido. Ël dice en su Palabra, que el que a Él va, no le echa fuera. Y no desprecia un corazón  contrito y humillado. Recuerda que por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado. Tienes que llegar humillado y arrepentido de veras. El hijo pródigo entendió  que no había mejor lugar para vivir que la casa de su padre. Se dio cuenta que lejos de su padre no era nadie. Después de reflexionar tomó la decisión de devolverse a su padre, a su casa, y decirle:

5° “Padre he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado tu hijo, Hazme como a uno de tus jornaleros”
¿Sabes que es un jornalero? Un trabajador, un empleado, un siervo.  Si estás verdaderamente arrepentido y piensas regresar a la casa de tu Padre y pedirle que te perdone, dile que te haga  como a uno de sus siervos. Sírvele. Sírvele por agradecimiento, por gratitud  por haberte recibido nuevamente, sin reproches ni juzgamientos. Por haberte restituido a su casa. Por darte la salvación y la vida eterna. (Hebreos 12: 28)
Cuando el hijo pródigo se dio cuenta en la condición que estaba, que era solo un apacentador de cerdos, que estaba muerto de hambre, quizá  oliendo a porquerizas o chiqueros, lejos de su padre  adinerado y de todas las comodidades  que tenía en su casa. Lo único que podía hacer, era regresar, volver.

El padre de ésta parábola, es solo una simbología de nuestro Padre Dios. Éste padre no hizo ningún reproche a su hijo, ni tampoco se fijó si estaba mal oliente por haber estado cuidando cerdos. Incluso, tampoco tuvo en cuenta si estaba andrajoso o sucio.  De la misma manera que el hijo pródigo no pudo hacer nada de provecho lejos de su padre; así tampoco nosotros podemos hacer nada fructífero lejos de nuestro Padre celestial.
Sabes lo que dice el Señor  por medio del evangelista Juan en el capítulo 15 verso 5? “Yo soy la vid y vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en  él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí, nada podréis hacer”.
Separados de Dios, separados del Padre NADA PODREMOS HACER”. No dice que no podremos hacer algunas cosas;  dice que NADA PODEMOS HACER. ¿Entonces, como vamos a vivir apartados, separados de Él?
Pero, dice también algo muy importante y significativo, y es que si permanecemos en Él, daremos mucho fruto, no poco, sino mucho. Será una cosecha grande, ¡abundante! Pero, ¿Qué frutos? “frutos dignos de arrepentimiento”  dijo Juan Bautista (San Mateo 3: 8-10) y ”Todo árbol que no da buen  fruto, es cortado y echado al fuego”.  Pero ¿Qué quiere decir esto?  Quiere decir, que ya en la casa de nuestro Padre; debemos  hacer que otros hijos alejados, apartados ,  se arrepientan y regresen a la casa de su Padre, Que se vuelvan de su mal camino y también  produzcan frutos, muchos frutos dignos de arrepentimiento. Si permanecemos con el Padre, en el llevaremos mucho fruto. Pero  sigue diciendo en  el capítulo 15 de Juan, versos 6 y7: “El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano y se secará, y los recogen, y los echan en el fuego, y arden  (se queman). Pero hay una gran promesa para los que permanecen en Él.  “Si permanecéis en mí,  y mis palabras permanecen en vosotros, pedid TODO lo que queráis y os será hecho”.
Hermanos, si permanecemos con el Padre, con nuestro Padre, de ninguna cosa tendremos necesidad, NADA nos faltará, porque todas sus cosas son nuestras. Son tuyas, son mías.
Vamos nuevamente a Lucas 15: 25 al 32. “Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; V.26 “Y llamando a uno de los criados, le preguntó que era aquello.v.27 “Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. V.28 “Entonces se enojó y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. V.29 “Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos.  V.30 “Pero cuando vino éste tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo.  V.31 “Él entonces le dijo: Hijo, tu siempre estás conmigo;  y todas mis cosas son tuyas. V.32 “Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado”.
El verso 31 lo dice claramente “Hijo tu siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas”. Todas las cosas del Padre son tuyas, son nuestras. Las promesas, las bendiciones, los galardones o premios. Eres heredero de su gracia, de la vida eterna, de una corona celestial, de un nombre nuevo, etc. Pero si te vas, si te alejas, lo pierdes todo.  Pero si ahora estás alejado; es el momento de regresar.  Te recibirá con los brazos abiertos. Dice la palabra de Dios que el padre fue  “movido a misericordia”.  El  conoce tu corazón y sabe si de veras estás arrepentido, esto quiere decir que “te verá de lejos” como el padre de la parábola. El conoce la verdadera intención de tu corazón. Desde lejos te verá. Desde  antes de que tu reflexiones. Por eso dice que desde lejos lo vio y abrió sus brazos para recibirlo. Ya el Señor tiene sus brazos abiertos para recibirte si tú te arrepientes y reflexionas y dices: Padre  he pecado contra el cielo y contra ti”.
Dios nuestro Padre y Señor, no quiere que nadie se pierda. El vino a la tierra en forma de hombre, en la figura de su hijo Jesucristo (Isaías 7:14-Mateo 1: 23”Dios con nosotros) vino  a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Si regresas a casa, el hará una gran fiesta y te pondrá un vestido nuevo de lino fino, y calzado nuevo en tus pies. Dios como el buen Padre que es, restaura  y restituye a sus hijos. Los padres vuelven a recibir al hijo que se alejó, que se reveló, que se apartó de la casa y del seno familiar.
En tiempos antiguos, era costumbre llevar un anillo como prenda familiar, que significaba dignidad, honra, posición  y, que de alguna manera  denotaba sentido de pertenencia. Cuando el Padre del hijo pródigo, puso el anillo en  su dedo, es como si le hubiera dicho: “Perteneces a ésta familia”. Lo restituyó a su lugar.
El verso 32 del capítulo 15 del evangelio de San Lucas, dice que “Era necesario hacer una fiesta”. Pero… ¿Cuándo una fiesta es necesaria? Si una fiesta demanda tiempo, dinero, etc.  ¡Si,  una fiesta es necesaria cuando hay un motivo de gran gozo, de gran alegría!  Cuando es así, echamos la casa por la ventana.  Eso mismo ocurre cuando un pecador se arrepiente.
Cuando un pecador se arrepiente, el Padre hace fiesta con los ángeles en los cielos (Lucas 15: 7 y 10). Porque es un alma que se ha arrebatado de las garras de Satán. Del enemigo de Dios. La palabra de Dios dice que hay mas gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por 99 justos que no necesitan arrepentimiento.

OBSERVACIONES

1. Si permaneces  en la casa de tu Padre,  podrás vivir reposadamente. No tendrás falta de nada.

2. Jesús  pudo  mantener se en la tierra, no  porque fuese Dios, sino por  su  estrecha  y buena relación con su padre. Supo acercarse a Él.

3. A pesar de que era Dios, ¿por qué siempre  se apartaba para orar a su Padre? Para  estar permanentemente conectado  a Él.

4. Para mantener tu relación con el Padre, tienes que orar. Como te vas a comunicar con El y ¿cómo vas a saber lo que Él quiere que hagas,  si no oras?

5. Si no oras,  cualquier cosa te podrá distraer. Si no oras podrás ser presa fácil del enemigo y te irás de la casa de tu Padre.

6. Consejo: Sé cómo el águila. El águila se remonta a las alturas y de lejos ve su presa, y pueden haber o presentarse presas mejores; pero ya ella no mira otra aunque hayan mejores. No se distrae  con otra. Ella toma la que ya vio desde antes. Se concentra  y es esa la que toma.  Pon tu mirada en Jesús y no dejes que las cosas del mundo te distraigan, aunque te parezcan “mejores o más bonitas”. No menosprecies  lo que el Padre te ha dado para ir tras vanas ilusiones.

7. Por último hermanos, el Señor  nos hizo libres, por eso el hijo pródigo se fue, haciendo uso de esa libertad, que luego convirtió en libertinaje, el cual lo arruinó en todo sentido. Pero… ¿Que dice la palabra de Dios acerca de esto?
Vamos al libro de  Gálatas  capítulo 5: 13 “Porque vosotros hermanos, a libertad fuisteis llamados, solo que no uséis la libertad como ocasión para la carne”.   En 1°. De Pedro  capítulo 2: 16, dice “Como libres, pero no como los que tienen  la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios”.  La libertad que el Señor nos ha dado, debemos usarla para  su servicio.
RECUERDA: La casa de tu Padre, es el mejor lugar para vivir; nunca te vayas de ella, pero si ya te fuiste y tu vida no es lo que tu esperabas que fuera, regresa a casa, seguro que tu Padre celestial se alegrará y te hará una gran fiesta  igual que a mí.
Que Dios te bendiga rica y poderosamente.

Calepafo55@hotmail.com

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