jueves, 21 de febrero de 2013

Cuando no conocemos a Dios


CUANDO NO CONOCEMOS A DIOS
  



JUECES 2: 1-10


“Y toda aquella generación también fue  reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos una generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel”.

Por lo que dice la palabra de Dios, vemos que  luego que murió moisés, lo sucedió Josué, que después también murió, y todos los ancianos que quedaron vivos después de Josué, también murieron, los cuales eran los que habían visto todas las maravillas  que Dios había hecho con el pueblo de Israel: la división del Mar Rojo, el agua de la peña de Horeb en el desierto, el pan del cielo (Maná), las Codornices,  la duración de la ropa del pueblo en el desierto, por cuarenta años, al igual que el calzado… y pare de contar. Pero… quedaron los o bisnietos, los tataranietos; en fin, una  nueva generación que no conocía a Jehová, ni  las grandes cosas que Jehová  había hecho con el pueblo de Israel. No conocían literalmente a Jehová, porque no vieron con sus propios ojos las cosas que poderosas que Jehová había hecho a Israel. Pero no obstante si las conocían por tradición oral; porque  sus antepasados se las habían contado y estaban escritas. Ellos sabían que había un Dios todopoderoso que se llamaba Jehová. Pero  realmente no le conocieron porque no lo vieron con sus propios ojos y, se  alejaron del Dios de sus padres sin recordar todas las cosas prodigiosas que Él, Jehová, había hecho y se contaminaron con  las costumbres paganas de las naciones a las cuales habían llegado porque  allí los había llevado Jehová, con la promesa de entregarles todos esos reinos y aquellas tierras, pero con el compromiso de parte de ellos de no contaminarse. Pero prefirieron a sus dioses, porque a éstos si “conocieron” porque podían verlos, porque tenían una imagen a la cual podían tocar, adornar, adorar o arrodillarse ante ellas. 

Aunque desde el comienzo del éxodo, el Señor le advirtió al pueblo de Israel, que no se contaminaran con las costumbres de las ciudades a donde Él los llevara, aunque les dijo una y mil veces que se convirtieran los otros pueblos a ellos y no ellos a los otros pueblos;  no lo hicieron, fueron desobedientes, y fue allí donde al dedicarse a adorar otros dioses, se fueron olvidando de  su Dios Jehová, hasta  que llegó el tiempo de las generaciones que no le conocían. En el libro de Hechos de los Apóstoles, capitulo: 17 verso 16, encontramos como los atenienses tenían  en su templo muchos altares a diferentes dioses, pero entre ellos el Apóstol Pablo encontró un altar  con una inscripción en la que decía  “al Dios no conocido”  y, es que ellos habían levantado ese altar, porque sabían  que había un Dios que hacía maravillas, pero decían que no le conocían, porque  nunca le habían visto,  porque no tenían una imagen de Él, una imagen a la que adorar, ante la cual arrodillarse. Así mismo, hoy, hay gente que no sigue a Dios, porque no le ve. Prefieren ir tras supuestos santos, porque tienen una imagen ante la cual se pueden arrodillar, una imagen que pueden ver y tocar.   Pero hermanos, el señor Jesús dijo “bienaventurados los que sin ver creyeron” y también dice el Apóstol   en 1ª de juan 5:4 “esta es la victoria que  ha vencido al mundo, nuestra fe” y es así, porque  es por fe, que vive el cristiano, fe, es creer en un Dios todopoderoso, que aunque no le veamos, sabemos que le hay  y está presto a nosotros. En  2ª de Corintios 5:7, nos dice  el Señor por medio del Apóstol Pablo, que no es por vista que andamos, sino por fe.

Pero hermanos, lo peor que le puede pasar a alguien, es no conocer a Dios. Porque no conocer a Dios, es no saber las cosas que Él puede hacer por nosotros (Jeremías 33:3),  no conocer a Dios es vivir en la oscuridad (Juan 8:12 y 3:19), no conocer a Dios es estar ciego (Juan 9:35), no conocer a Dios es estar muerto (Lucas 9: 59-60), (Efesios 5:14), (Colosenses .2:13).

Pero hay  una situación  más importante y complicada aún,  y es cuando no conocemos a Dios, pero creemos que le conocemos, porque vamos a la iglesia, oramos de vez en cuando o nos sabemos una que otra historia de la biblia; quizá hasta servimos en el templo, pero no conocemos a Dios. Porque si le conociéramos, no nos mezclaríamos  o no nos complaceríamos con cosas que el abomina.  Porque cuando uno no conoce a Dios, es cuando mezcla su fe,  se extravía, se revuelve. Porque cuando no conocemos a Dios, no le tememos  y, por lo tanto somos  susceptibles a cualquier otra doctrina o creencia; o podemos  caer fácilmente en un abismo de perdición. O… podemos mezclar nuestra fe.  Como la gente de Atenas, de los que ya hablamos, que mezclaron su fe y tenían una cantidad de altares a distintos dioses y a todos adoraban; entre ellos al “Dios no conocido”.  Creían en todo y al final, no creían en nada. En una ocasión escuché una oración, o más bien un rezo de alguien que pedía a Dios todopoderoso por el alma de alguien que había fallecido, pero al mismo tiempo dedicaba el rezo a una señora reina del cielo y del universo cuando la Palabra de Dios dice claramente que la adoración a la reina del cielo  le provoca a ira (Jeremías 7:18).

Por otra parte, y en cuanto a ésta reina del cielo, la biblia no menciona otra reina en el cielo mientras que si dice que hay un  Dios de dioses, Rey de reyes y Señor de señores a quien se debe dar todo honor, gloria y honra; y de quien además dice la palabra de Dios, es el único mediador entre Dios y los hombres. Como vemos, la Biblia enseña claramente que el cielo no ha reina, pero si un gran Rey y Todopoderoso Dios.

¡Hermanos! Si la gente conociera verdaderamente a Dios, no mezclara su fe. Creen, que porque están rezando, encendiendo velas o quemando incienso, están haciendo bien, y por desconocimiento de la palabra de Dios, creen que a Él le agrada eso. La palabra de Dios enseña claramente cómo abominó Él fuegos que encendieron e inciensos quemados que no había pedido. Jehová es el mismo ayer, hoy y por los siglos, Él no cambia y si lo abominó ayer, lo abomina hoy. Por otra parte, también dice que no quiere sacrificios. Lo único que nos dice es “Si supieras lo que significa Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes” (Mateo 12:7) Lo que Dios quiere es que seamos misericordiosos y no levantemos el dedo acusador. Lo único que necesitamos para acercarnos a Dios es un corazón contrito y humillado (Salmo 51-17)  dispuesto a conocer a Dios, a servirle y a amarle con toda nuestra alma, nuestra mente y nuestras fuerzas y a amar a nuestro prójimo (Todos los seres humanos incluso nuestros enemigos). No necesitamos, holocaustos, sacrificios, flagelaciones, peregrinaciones ni nada de eso. El Salmo 40:6 dice “Sacrificio y ofrenda no te agrada; has abierto mis oídos; Holocausto  y expiación no has pedido”.  Pero, cuando no conocemos a Dios, mezclamos  creencias. Pensamos, que si le ofendemos, Él se contentará con un “regalo” o una “penitencia” que paguemos; aunque después sigamos cometiendo los mismos pecados una y otra vez. Estas creencias no están basadas en la palabra de Dios, en relación a la Nueva Alianza en Cristo, ni a la salvación por medio de su gracia.

Cuando uno no conoce a Dios cree en todo, vive enredado. Jueces 2: 11, 12 y 13 (leer). Se fueron tras otros dioses, se mezclaron, se enredaron con las creencias y las costumbres idolátricas.  Así mismo, hoy día, la gente mezcla su fe no solo con idolatría, sino, con pornografía, con adulterio, con fornicación con mentiras; se contaminan, porque se enredan y disfrutan de cosas que Dios abomina. Voy a dar un ejemplo hermanos: muchas veces, sin darnos cuenta, cantamos canciones que tienen letras abominables, otras, vemos novelas o películas con un contenido obsceno. Las novelas, aparte de ser una mentira, presentan situaciones de adulterio, fornicación, homosexualismo, maldad, injusticia, explotación, calumnias, etc. Y nosotros disfrutamos de eso. Quiere decir, que nos revolvemos y nos mezclamos en cosas que desagradan a Dios. Incluso, algunas conversaciones son desagradables a los oídos del señor. El apóstol Pablo dice que “las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” y dice que “aún es vergonzoso, mencionar lo que algunos dicen en secreto”. Aún he escuchado  a jóvenes cristianos defender vehementemente cantantes que son drogadictos, homosexuales y hasta satanistas. El creer en Dios, pero no creerle a Dios, hace que mezclemos nuestra fe cristiana con cosas abominables, el creer conocer a Dios, pero no aceptar el hecho de que debemos ser santos, por temor al qué dirán, o por no querer dejar las tradiciones de nuestra familia, nos hace creer  en Dios a medias, y pensamos que porque como él es amor, nos pasará todas nuestras abominaciones por alto. Pero hermano, Él dice en su palabra que no dará por inocente al culpable. 

Ahora bien; cuando conocemos a Dios, pero nos apartamos de él y nos portamos como si no le conociéramos, entonces  se manifiestan en nuestras  vidas las consecuencias lógicas de esa separación.


1ª. CONSECUENCIA DEL ABANDONO. JUECES 2: 19 AL 23.


Jehová se cansó de ayudarles y de darles la victoria sobre las ciudades  a donde los llevaba, porque se extraviaban tras los dioses ajenos  y hacían sólo lo malo. Así es que los abandonó, o mejor dicho los dejó para probarlos a ver si se volvían a él, al pacto que  Jehová había hecho con sus antepasados.    Cuando nos apartamos de  Dios y nos portamos como si no le conociéramos, Él nos abandona, nos deja, para ver si recapacitamos respecto a las cosas tristes o dolorosas que nos pasan cuando nos separamos de él. Nos deja, para ver si somos capaces de reconocer nuestro error, humillarnos y pedirle perdón.

En éstos capítulos de Jueces,  la biblia nos enseña, como  cuando el pueblo clamaba a Jehová, el respondía y los defendía y los sacaba de la angustia, del hambre o les daba la victoria, si el clamor era por motivo de guerra. ¿Por qué tenemos que mezclar nuestra fe? ¿por qué tenemos que exponernos al abandono del señor? ¿Qué necesidad tenemos de clamar en angustia?



2ª. CONSECUENCIA DE LAS MEZCLAS. JECES 3: 5 Y 6.


“Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos, y jebuseos. Y tomaron de sus hijas por mujeres y dieron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses”. Que tristeza para Dios, su pueblo escogido hizo todo lo contrario a lo que Él les había dicho y se lo había advertido una y otra vez. Hicieron como decimos comúnmente “yugo desigual”, ¿Pondría usted a cuidar un rebaño de ovejas a lobos feroces? ¡Por supuesto que no! Permítanme ponerles otro ejemplo: Si a mí, alguien en los carnavales me dice: 

“Ay, como yo no soy de aquí y estoy recién llegada,  y nunca he visto el carnaval, hazme el favor de llevarme a la batalla de flores”

Si yo voy  y la llevo, ¿Qué va a pasar?  ¿Me voy a mezclar en esa abominación,  para tener contenta a mi amiga? A mí no me debe importar lo que mi amiga piense o si se quiere poner brava Me debe interesar lo que el Señor piense de mí. Debo cuidar mi fe y aparte, mi testimonio. 

Cuando uno se mezcla con cosas que Dios abomina o con gente que no vive según las reglas  de Dios; termina sirviendo a otros dioses,  haciendo las mismas abominaciones, como el pueblo de Israel. Otro ejemplo iglesia: cuando trabajamos o estudiamos  en lugares seculares o con gente que no teme a Dios, cuando todo nuestro entorno es de inconfesos, o de personas que solo piensan en hacer el mal (pecado), o cuando nos damos cuenta que nuestros amigos a los que tanto queremos, no viven de acuerdo a lo que nosotros hemos aprendido en el Señor por su palabra; debemos buscar la forma de predicarles  de acuerdo  a lo que necesitan sus vidas. Y si no es posible que acepten a Jesús, entonces debemos apartarnos para evitar su influencia  sobre nosotros. Recordemos que el Señor le dijo al pueblo de Israel “salid de en medio de ellos pueblo mío” y también “que se conviertan ellos a vosotros, no vosotros a ellos”. Pero sabemos que el pueblo de Israel no hizo caso y de allí, todas las consecuencias  por la desobediencia al mezclarse,  tanto, que hasta emparentaron con las gentes de pueblos paganos. Hicieron yugo desigual.

Debemos tener mucho cuidado  al elegir nuestras amistades, al elegir  la persona con la cual vamos  a pasar el resto de nuestra vida, al buscar un trabajo o empleo, debemos procurar que sean afines a nuestras creencias, principios y valores para evitar problemas posteriores  como separaciones, divorcios, contiendas contradicciones, etc. (empleos decentes en lugares decentes).  Procurar no hacer trabajos que vayan o estén destinados al culto o servicio a satanás. (Ej. Dios momo- Baal).  Muchas veces, por no pensar bien,  o por ganar dinero, terminamos sirviendo a otros dioses,  terminamos mezclados, revueltos, sin  habérnoslo propuesto.



3ª. CONSECUENCIA DE LA INDIFERENCIA.  JEREMIAS 6: 16 AL 19.


No obedecemos, no escuchamos, nos hacemos indiferentes a la voz de Dios, “no paramos bolas”, nos  hacemos los sordos y decimos: “después yo me arreglo con Dios, y le pido perdón, ahora yo voy a disfrutar la vida  y voy a divertirme. Yo tengo mis propios planes”

Cuando uno no conoce a Dios  es indiferente  a los propósitos que Él tiene con uno.
Muchas veces hermanos,  nosotros, creemos que podemos negociar con Dios.
Pero…  ¿por qué?

Porque no le conocemos. Y entonces, nos hacemos  indiferentes a  su concejo. Tenemos que conocer a Dios para poder seguir sus planes,  en los cuales estamos incluidos nosotros, saber cuál es el propósito que él tiene con nosotros para el futuro.  Hay en la biblia, un gran ejemplo de cumplimiento de la palabra de Dios y de sus planes.  Veamos 2ª de reyes, todo el capítulo  el cap. 23 del 1 al 27.   Josías se levantó y tomó una decisión diferente,  quitó las imágenes, las quemó, arregló el templo, etc. Porque Josías no fue indiferente a la palabra de Dios. Él dijo: “todo lo que diga el libro, yo lo voy a hacer”. Hermanos todos somos dueños de nuestras decisiones; pero como en el pasado, así mismo hoy, una de las cosas que afectan las familias, a los hogares, y más concretamente a los jóvenes,  es la consecuencia de la indiferencia de los padres que se dicen cristianos, con respecto al propósito de Dios en sus vidas. Si los hijos no ven el ejemplo de no ser indiferentes a las cosas de Dios,  a vivir una vida conforme a su propósito,  ellos en consecuencia harán lo mismo. No prestarán atención, serán indiferentes a su voz. Los primeros sacerdotes y profetas en los hogares, tenemos que ser los padres, para poder ejercer  influencia directa sobre  ellos. ¿Cuantos de nosotros tenemos una relación íntima con Dios en nuestras casas?  Cuando usted y yo hagamos eso, tendremos  una familia conforme a  la voluntad de Dios.

  

4ª. LA CONSECUENCIA DEL DOLOR.  JUECES 2: 13 AL 19.


Cuando se apartaban de Dios, para ir tras dioses ajenos y servirles, Jehová los afligía  grandemente, entonces volvían a buscar a Dios y le clamaban, y Dios les ponía jueces que los dirigieran y guiaran, pero cuando el juez moría  volvían a hacer lo malo, una y otra vez, y Jehová los afligía   y sufrían; porque cuando  uno no conoce a Dios, vive sufriendo, vive en una condición de dolor.  Vean hermanos,  hay algo seguro, y es que hay mucha gente que cuando va a la iglesia, es porque seguro están pasando por una situación de dolor,  por un momento difícil. Pero luego el Señor los saca de esa situación, cualquiera que sea, y se vuelven a desaparecer, y si uno se los encuentra por allí y les pregunta ¿oye  por qué no has vuelto a la iglesia?, sacan miles de excusas,  el trabajo, los niños el embarazo, la enfermedad, el viaje, cualquier cosa.  ¿Pero saben por qué hermanos?  Porque el dios que ellos conocen es el que los saca de la situación de dolor, de la aflicción, es únicamente el Dios que los levanta cuando están caídos.  Entonces la única forma de acercarse a él es estando en aflicción.  Hay personas, dentro del pueblo de Dios, a las que el Señor ama tanto;  pero son tan testarudas y rebeldes, que la única forma que pueda estar cerca de Él clamándole, buscándole es manteniéndolas bajo circunstancias de dolor o aflicción. Él sabe, que el dia que  quite la aflicción de ellas, las perderá.
   .
En el libro de los Jueces, hay una oración generalizada, y es la que se hace en momentos de crisis. Como la de sansón en el capítulo 16: 28.

Porqué esperar los peores momentos para clamar a Dios, por sanidad, crisis económica, problemas de familia, amenazas de muerte, etc. Por qué no vivir agradecidos con Dios diariamente, y alabarle y bendecirle y adorarle por todas las maravillas que hace para con nosotros todos los días de nuestras vidas  y clamar por su protección para que nos libre de aflicción; no para que nos saque de ella, cuando ya no podemos más con nuestras propias fuerzas, porque Él nos ha abandonado por nuestra infidelidad  repetitiva  y nuestra indiferencia. Porque cuando no conocemos a Dios, sólo le buscamos como un último recurso, y como queremos conseguir la solución al problema o un milagro, entonces le decimos: “Señor si me concedes lo que te estoy pidiendo, me entrego a ti”. Porque cuando no conocemos a Dios, no sabemos que Él hace sólo su voluntad, la cual además es agradable y perfecta.

Porque cuando no conocemos a Dios queremos condicionarlo.

Porque cuando no conocemos a Dios, pensamos que podemos engañarlo, conseguir lo que queremos y después olvidarlo.

Recordemos que por la infidelidad del pueblo de Israel, el llamado pueblo de Dios, fue desechado; y muchos murieron. Y Jehová  se hizo a un nuevo pueblo, por medio de la promesa que hizo a Abraham.  Ese pueblo somos nosotros, el pueblo de la promesa, con el pacto renovado. Nosotros, los gentiles según el apóstol Pablo.  Por último hermanos, quiero regalarles un versículo para meditar.  2ª-timoteo 2-4.

NO SE MEZCLEN CON   FIESTAS PAGANAS- LAS FIESTAS NAVIDEÑAS ¿SON REALMENTE CRISTIANAS? ¿Y  HALLOWEEN Y CARNAVALES?

Es hora de salir de la ignorancia con respecto a las cosas que realmente desagradan a Dios. Conozcámosle, para poder comportarnos como a Él le agrada.

Que Dios les bendiga.

Calepafo55@hotmail.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario